Por lo menos a tres altos funcionarios del gobierno
estadounidense señalaron como culpables de la fallida operación
Rápido y Furioso, que permitió la entrada a México de armas para uso
de grupos criminales.
Los principales responsabilizados con ese hecho son directivos de
la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas (ATF) se conoció durante una
audiencia legislativa en Washington.
Precisamente, la ATF es la entidad encargada del control de las
armas de fuego.
Diversos periódicos mexicanos se hacen eco hoy de esta noticia.
Como resultado de la operación, más de dos mil fusiles de asalto
y otros 50 para francotiradores, además de miles de municiones,
pasaron a territorio mexicano con el conocimiento de los implicados.
Al director en funciones de la ATF, Kenneth Melson, identificaron
como uno de los funcionarios que recibían documentos semanales sobre
la marcha de Rápido y Furioso, de acuerdo con un informe del
presidente del Comité de Supervisión, Darrell Issa.
También el subdirector de la ATF, Billy Hoover, estaba muy
interesado en los pormenores del caso, se afirmó.
El otro implicado es el director adjunto de Operaciones, William
McMahon.
Se conoció que, pese a que la ATF seguía de cerca ese tráfico de
armas, no se intentó ningún paso concreto para desarticularlo.
En su informe, el presidente del Comité de Supervisión comentó
que la ATF es controlada por altos niveles del Departamento de
Justicia, al cual acusó de entorpecer la indagatoria.
El informe, elaborado para la audiencia legislativa que se
celebra sobre la génesis del operativo, incluye los testimonios de
varios agentes de la ATF.
Una información de la propia ATF divulgada esta semana reconoce
que más del 70 por ciento de las armas incautadas por la policía
mexicana a los delincuentes, proceden de Estados Unidos.
La presidenta de la comisión del Senado para el Control
Internacional de Narcóticos, Dianne Feinstein, criticó al Congreso
de Estados Unidos por permanecer casi moribundo y hacer poco,
mientras los cárteles mexicanos tienen acceso a armamento militar
estadounidense.
Feinstein, en una carta firmada por un grupo de senadores, pidió
a la administración de Barack Obama poner más de su parte para
evitar que las armas, que siguen dotando de un gran poder de fuego a
las bandas criminales, crucen la frontera.
Además, en la carta y el reporte entregado por los legisladores
se hace alusión a la promesa del presidente Obama, quien durante su
primera visita a México se comprometió a ratificar el Tratado
Interamericano contra el tráfico de armas, pero no se ha cumplido.