La reciente muerte de un niño de dos años en Alemania a causa de
una infección por Escherichia coli pone en entredicho el origen del
contagio, que se atribuyó a brotes germinados de soya.
El pequeño, primero de tan corta edad que muere por esta
afección, no consumía ningún tipo de semillas germinadas, tampoco la
familia, donde el padre y un hermano enfermaron, por lo que los
expertos se encuentran ahora en un nuevo dilema, al parecer el foco
de infección no es uno solo, reporta Prensa Latina
El Instituto Robert Koch informó que hasta la fecha se reportaron
37 víctimas fatales y tres mil 235 casos en Alemania, y aunque la
cifra diaria de afectados ha disminuido, no se descartan nuevos
fallecidos.
Entretanto, expertos de importantes instituciones continúan
analizando la cepa enterohemorrágica causante del mal - O104:H4- un
serotipo nuevo, que no se había identificado hasta ahora en ningún
brote. Todo parece indicar que el patógeno sufrió mutaciones
genéticas que explicarían porqué el brote ha sido tan letal.
La infección se produce en general a través del consumo de
alimentos contaminados crudos o mal cocidos, como la carne, pero las
costumbres culinarias de los primeros infectados orientaron
rápidamente a los científicos detrás de la pista de una
contaminación a través de las verduras.
También es posible el contagio entre humanos, en especial cuando
la higiene es insuficiente, ya que la bacteria E. coli está presente
en los intestinos y por lo tanto en las materias fecales.
De ahí que especialistas recomiendan para evitar infecciones
(como en toda enfermedad de transmisión fecal oral) el lavado de
manos, sobre todo antes de preparar o consumir alimentos y después
de ir al baño, especialmente en el caso de quienes cuiden de niños
pequeños, y personas inmunosuprimidas.