Las dificultades económicas de Cuba, el alza de los precios del
grano en el mercado internacional y las insuficiencias para
producirlo en el país obligaron a tomar esta medida.
Junto a ella también se suspendió la cuota normada que se
entregaba a los menores de 6 años, se fijó un precio de cuatro pesos
la bolsa; y se mantiene un subsidio de aproximadamente 190 millones
de pesos anuales.
Hace un año —comenta Antonio Alemán, director general del Grupo
Empresarial CUBACAFE— la tonelada de café robusta (variedad que se
emplea en la mezcla actual) apenas rozaba los 2 000 dólares mientras
que hoy los rebasa con amplio margen; en tanto los precios del café
arábigo, que se cotizaba a 3 000 dólares la tonelada en el 2010, hoy
cuesta el doble.
Después de tomarlo puro, el regreso del café mezclado genera
múltiples criterios a lo largo del país. En La Habana, por ejemplo,
aunque algunos alegan que siempre lo han ingerido con chícharo,
otros lo encuentran muy amargo; aducen que no cuela; les parece
elevado el costo y hasta más de uno relata incidentes con su
cafetera.
En busca de explicaciones para tantas inquietudes, Granma
visitó las dos fábricas capitalinas dedicadas a la elaboración y
distribución del café normado: torrefactoras Antonio Briones Montoto
(del Este) y José María Pérez (Pilón). De mayo a la fecha, ambas
entidades han desarrollado intensas jornadas, sobre todo para
garantizar, en la primera quincena de este mes, la comercialización
en las bodegas de unas 226 toneladas.
Ahora trabajamos con mucha presión pues la durabilidad en estado
óptimo del café mezclado oscila entre 30 y 45 días, por ello no se
puede adelantar demasiado la producción y varían los ciclos de
distribución, dice Raquel López, directora de la Planta del Este.
También los técnicos de calidad han redoblado su labor. Suleidys
Hurtado y Raúl Ernesto Báez, especialistas de las unidades del Este
y Pilón, respectivamente, aseguran que a cada hora, incluso en menos
tiempo, se le hacen estudios de granulometría (tamaño de las
partículas) a la mezcla y se efectúa la prueba de colada, cuyo
resultado oscila entre los parámetros establecidos.
Entonces, si los exámenes de calidad permanecen entre los índices
permisibles ¿por qué emergen tantas inconformidades?
Lo primero es que el consumidor fija su patrón de comparación en
el café puro distribuido hasta abril —explica Suleidys Hurtado—;
ahora hablamos de un producto de inferior calidad.
"No obstante, antes de comenzar a venderlo así en el 2005, las
mezclas contenían una mayor proporción del guisante, solo que la
cantidad empleada de granos del arábigo contrarrestaba el amargor y
la acidez. Hoy, los altos precios no admiten la utilización de esta
variedad.
De cumplirse con las recomendaciones litografiadas en los
paquetes, no existe riesgo de accidentes —asevera Suleidys— a menos
que la cafetera esté en mal estado o se trate de un café adulterado.
Aunque buena parte de la población no tiene hábito de leer
instrucciones o fechas de vencimiento, urge aguzar la vista. A un
lado del envase aparece claramente el modo de preparación: el
agua no debe sobrepasar la válvula de la cafetera; el café no puede
estar comprimido en el colector pues el espacio libre favorece la
hidratación del chícharo, y la cocción deberá ocurrir a fuego lento.
Asimismo, para evitar que nos pasen "gato por liebre", y se nos
quiera vender un café "de puro chícharo", es preciso corroborar que
al final del paquete aparezca un cuño seco con el código
correspondiente a cada torrefactora. Los embalajes de la capital
muestran, indistintamente, los números 5 y 6; las demás provincias
también tienen cifras específicas.
Pese a estas precauciones, la vuelta al café mezclado demanda
mayor exigencia y control de los insumos. No en vano Isidro
Fernández, director de la Empresa Torrefactora y Distribuidora de
Café La Habana, resalta la automatización de sus dos plantas como
"garantía" ante el desvío de recursos.