El tiempo apremia al gobierno de Barack Obama ante la cercanía de
agosto, mientras persisten amplias diferencias sobre el tope de la
deuda estadounidense con la oposición republicana en el Congreso,
informó Prensa Latina.
Este jueves prosiguieron los encuentros de las partes para tratar
de incrementar el tope de 14,3 billones de débito que puede asumir
el gobierno en un año y que ya fue alcanzado en febrero.
El vicepresidente Joseph Biden y un grupo de legisladores
republicanos abordaron el tema durante un encuentro para analizar la
política impositiva, sobre la cual la oposición mantuvo estática su
política de no incrementar los gravámenes a los ricos.
En la reunión se puso de manifiesto la persistencia de las
diferencias sobre el tope de la deuda, según fuentes que pidieron el
anonimato.
El Congreso debe pronunciarse sobre una ley que permita al
gobierno continuar gastando más de 100 mil millones de dólares
mensuales.
En agosto vence el plazo que conllevaría el cierre de algunas
actividades gubernamentales y que según advertencias del
departamento de Tesoro, pudiera ocurrir el incumplimiento de pagos
de Estados Unidos.
El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, predijo situaciones
caóticas de las finanzas internacionales si el Congreso no sube el
tope de la deuda pública y permite el funcionamiento del gobierno
federal.
Esta fue la sexta reunión entre las partes y ante la falta de
avances, fue acordado sostener tres sesiones de trabajo la semana
entrante.
Las áreas de conflicto se mantienen en la política impositiva y
en los subsidios que se aplican a la industria petrolera, entre
otras.
Según el legislador demócrata Chris Van Hollen, cualquier plan
equilibrado tiene que terminar con los subsidios para la industria
del petróleo y el gas.
Hasta ahora, los republicanos insisten en rechazar cualquier
decisión de incrementar la deuda pública, siempre que esa acción
pase por un alza de los impuestos, según confirmó el parlamentario
Eric Cantor, representante de la oposición en las negociaciones.