La soledad y el miedo son mis obsesiones

Confesiones del escritor Ernesto Pérez Chang

LEYLA LEYVA

Ernesto Pérez Chang (La Habana, 1971) obtuvo el Premio Carpentier en cuento en su más reciente edición con El arte de morir a solas. En opinión del jurado, el libro hace un magistral despliegue literario al encarar con ironía, ampulosidad y descanso en lo fatídico, el tema de la soledad en sus variadas aristas.

Chang, quien había alcanzado en 1998 la Beca de Creación Onelio Jorge Cardoso de La Gaceta, El David de cuento de la UNEAC en 1999, y el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar en el 2002, es lo que podría considerarse un escritor de madurez progresiva.

Desde Últimas fotos de mamá desnuda (1999) a acá, pasando por Historias de Seda (2003), Variaciones para ágrafos (2007), e incluyendo su única novela publicada, Tus ojos frente a la nada están (2006), el narrador ha demostrado que el "mal de la crítica despiadada", que dice padecer frente a su obra, le ha devuelto en recompensa una manera de contar penetrante, ambiciosa, cada vez más sólida, que lo ubica en lugar de privilegio dentro de la narrativa cubana contemporánea.

Cada libro tuyo posee cierta unidad temática. En El arte de morir a solas es la soledad el hilo comunicante, ¿predilección personal o razonamiento estético?

"La soledad y el miedo son los temas que recorren cada uno de mis cuentos. Son obsesiones, mis obsesiones, e intento explorarlas todo el tiempo desde el único instrumento que considero válido: la escritura. Pero no siempre esta exploración la hice con tanta conciencia como ahora, por eso el tema aflora en el título y se reitera como el bocadillo exasperante de un atolondrado."

Has dicho en alguna ocasión que la poesía resulta núcleo conceptual desde donde la mayoría de las veces salen tus cuentos, y que luego esa visión inicial tuya de lo poético, como observador del mundo, tiende a transformarse. El arte de morir¼ parece ser un título bastante alusivo en ese sentido¼

"Sí, a diferencia de otros títulos míos, ¿no es cierto? No me considero un poeta, esa no es la tierra que me urge visitar cuando deseo ‘traducirme’ en el sentido que le daba Proust a la tarea del escritor, pero, sin duda, muchos de mis cuentos nacen de un ejercicio poético. Mi relación con la poesía es agónica, pero es el único medio que me ofrece una comprensión completa de las cosas. Hay algunos cuentos de este nuevo libro que tienen mucho más de poesía que de ficción."

¿Tienes conciencia de que en tus narraciones la construcción de espacios de escritura diferenciados supera muchas veces, intelectualmente, la jerarquía de la fábula?

"Hay zonas donde se hace muy evidente. Sobre todo en mis primeros libros donde las fábulas son pretextos. Yo estaba muy entusiasmado con la idea de que ya no había mucho más que contar, que se habían agotado las historias, que la literatura no era otra cosa que remiendos en un abrigo de lejanos inviernos. Comienzo a añorar las energías de ese entusiasmo, pero me río de la ingenuidad. Ahora quiero contar, y reescribir algunas cosas. En este libro lo hago, a veces descaradamente."

¿Qué reverencias de la escritura de un cuento, también como lector?

"La maestría de saber conjugar historia y modo de contar. Es una fórmula que muy pocos dominan. Muchos creen que teniendo la historia lo tienen todo y olvidan que la literatura también es territorio de las sonoridades, del tiempo, del sentido común."

¿Cuán cerca o lejos puede divisarse hoy al novelista que empezaste siendo en tus inicios?

"He escrito solo tres novelas. Una está publicada (Tus ojos frente a la nada están, Letras Cubanas), otra está por publicarse y la tercera se encuentra en la basura. De esta última solo aproveché las historias que pueden leerse en Los fantasmas de Sade. No dejo de escribir novelas, pero solo lo hago en los ratos en que me aburro demasiado. En cambio, escribir un cuento es una necesidad. Me resulta imposible posponer el acto. Abandono todo lo que estoy haciendo, todas mis tareas, mis obligaciones, mis compromisos, mis otras pasiones, cuando siento la necesidad de escribir un cuento. Es una necesidad casi enfermiza."

 

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