Las
Tunas.— Es grato pasar, amaneciendo el día o al caer la tarde, junto
al parque en la calle Marcelino Diéguez, del reparto Buena Vista, en
esta ciudad.
La preferencia que durante años tuvieron algunas personas para
"estirar los músculos" allí, ha cobrado dimensiones alentadoras
desde la instalación de 12 magníficos aparatos, concebidos para el
ejercicio, la cultura física y la salud.
Así resulta cada vez más cotidiana la presencia de tuneros de
todas las edades en este Gimnasio biosaludable.
"Nuestra función es orientar a quienes vienen e indicarles cómo
hacer los ejercicios, ya sea por razones de obesidad, hipertensión o
porque deseen tonificar sus músculos", explica el egresado de
Cultura Física y Deportes Leonardo Ávila, uno de los profesores en
esa área.
"A mí los pies se me hinchaban hasta que empecé a venir. He
mejorado mucho la circulación y siento menos dolores", admite Idania
Domínguez.
En opinión de Guillermina Cruz Pérez, de 60 años, esta es "una
experiencia bella, en la que no solo mejoras la salud física, sino
que también formas una gran familia con personas que antes no
conocías".
Tal punto de vista es compartido por las estudiantes Dayanis
Arias, orgullosa del modo en que perfecciona sus líneas corporales y
Yudania Cisneros, ahora con 17 libras menos de peso.
Alrededor de tres meses han transcurrido desde que el país
decidió situar aquí estos aparatos.
Para tranquilidad de todos, ese obsequio común se mantiene en
perfecto estado. Usarlo eficientemente es derecho abierto de cada
ciudadano. Pero también se impone velar por su cuidado, para que a
la vuelta de un tiempo estos Complejos biosaludables no corran la
misma "suerte" de aquellos Consejos Voluntarios Deportivos (CVD) que
un día resplandecieron y hoy son, en su mayoría, vaga referencia a
algo que los años y el maltrato sepultaron en el pasado.