Científicos cubanos ultiman detalles para el inicio del programa
de protección de las tortugas marinas que arriban a la península de
Guanahacabibes, en la provincia de Pinar del Río para anidar,
durante julio y agosto.
El proyecto de investigación y cuidado de los quelonios se
realizará en seis playas, entre ellas Antonio, Perjuicio y La Barca,
declaró a Prensa Latina el director del Parque Nacional radicado en
la occidental demarcación, Lázaro Márquez.
Este año, añadió, se incrementará la presencia de lugareños en
las labores de vigilancia y estudio, con las que colaboran
anualmente alumnos y profesores de la Universidad de La Habana e
investigadores de varias instituciones.
Los pobladores de "El Cabo", como se conoce también la zona, se
vinculan asiduamente a las misiones destinadas a conservar especies
amenazadas o en peligro de extinción, explicó.
Se trata de una experiencia que incluye la preservación de las
tortugas y sus huevos, así como pesquisas sobre esos habitantes del
océano, venerados por antiguas culturas que los denominaban pescados
con escudos.
En las dunas de la península permanecen los campamentos desde
donde parten grupos de voluntarios para recorrer la costa en horas
nocturnas y detectar el arribo de esas criaturas luego de una
travesía por los mares.
Tres de las siete especies de tortugas marinas que existen en el
orbe llegan a Guanahacabibes para anidar de mayo a septiembre.
Estudios demuestran que esos animales hacen sus nidos en la zona
donde comienza la vegetación de la duna costera, aproximadamente a
unos 20 metros de la línea de marea.
Los daños ocasionados por los huracanes Iván y Wilma motivaron
que desde 2006 nidifiquen más alejados del litoral, precisó el
experto.
A pesar de los esfuerzos de la comunidad científica internacional
para perpetuar su existencia, son víctimas aún de la caza
indiscriminada.
Otra de las causas de la disminución de sus poblaciones es la
destrucción del hábitat como consecuencia de fenómenos naturales o
la acción humana.
Guanahacabibes devino refugio ideal para esos reptiles por la
abundancia de arrecifes coralinos y seibadales que constituyen sus
áreas de crecimiento y alimentación más importantes.
Paralelamente a la preparación del programa de monitoreo, en el
extremo oeste de la isla se refuerza el sistema de protección con el
propósito de impedir actos de depredación.
Fuerzas del Parque Nacional, de la Empresa Forestal y el
Ministerio del Interior coordinan tareas para prevenir y frustrar
acciones que atenten contra las tortugas marinas y el patrimonio
natural de la península, aseveró Márquez.