PARÍS, 23 mayo.— De una amplitud inusitada en temas y
participantes, la Cumbre de jefes de Estado o Gobierno del Grupo de
los Ocho (G8) tendrá las antesalas de Internet, el FMI y las
protestas en Le Havre.
A priori son los componentes que se visualizan con facilidad en
las horas previas a la reunión de Deauville, norte de Francia, un
hermoso balneario que hará honor a su historia de lujos y casinos
con los siete más industrializados del mundo y Rusia.
El presidente francés, Nicolás Sarkozy, en condición de titular
de turno del G8 y también del G20, no esconde su satisfacción por
varios momentos que pudieran devolverle simpatías en el electorado a
un año de la cita con las urnas por el sillón del Elíseo.
Sarkozy inaugurará con sendos discursos lunes y martes la
ministerial del G20 en ocasión del 50 aniversario de la Organización
para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y el foro del G8
consagrado a las perspectivas de Internet.
Con actores como la secretaria de Estado norteamericana, Hillary
Clinton, y el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, y el presidente
de Wikipedia, Jimmy Wales, en uno y otro caso, el mandatario galo
asegura su liderazgo en estos días.
Del mismo modo con el impulso que desea dar a la candidatura
espontánea de su ministra de Economía, Christine Lagarde, para el
cargo de director-gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI),
tras la caída de Dominique Strauss-Kahn por un escándalo sexual.
Aunque está por determinarse la inocencia o culpabilidad de
Strauss-Kahn, socialista y hasta hace poco favorito de las encuestar
para vencer a Sarkozy, el panorama dio un giro de 180 grados muy
favorable a la centroderecha francesa.
El encuentro de Deauville, jueves y viernes, tendrá la presencia
del gobernante estadounidense, Barack Obama, y de sus homólogos de
Japón, Alemania, Italia, Gran Bretaña, Canadá, Rusia y el anfitrión.
Una oportunidad que no desperdiciarán para discutir asimismo el
espinoso tema de las revueltas en países árabes, con acento
particular en los expedientes de Libia, Siria y Yemen, con posturas
no siempre coincidentes, en especial de Rusia y Alemania.
Las perspectivas nucleares a partir de la amarga experiencia de
la planta japonesa de Fukushima es otro punto medular en la agenda,
que debe alcanzar el consenso definitivo acerca de un arreglo en la
cruzada contra el narcotráfico.
La cuestión de la ruta de la cocaína hacia Europa fue desbrozada
durante una ministerial reciente en París, con 14 naciones invitadas
de Latinoamérica, Asia, Africa y Medio Oriente, que repetirán su
asistencia en Deauville.
Mientras tanto, en la ciudad portuaria de Le Havre, a varios
kilómetros de la muy vigilada Deauville (con 14 mil efectivos, 40
helicópteros y dos baterías de misiles), activistas comienzan sus
jornadas de repudio al G8.
Ya circula en el ambiente la información de varias ONGs que
denuncian el incumplimiento del G8 en sus promesas de ayuda a Africa,
continente al que entregaron 11 mil millones de los 25 mil millones
de dólares prometidos. (PL)