El comité científico de Naciones Unidas sobre los efectos de la
radiación atómica (Unscear), inicia hoy en Viena su reunión anual,
en la que se tratarán aspectos relacionados con el escape
radioactivo de la central japonesa de Fukushima.
Se recopilan datos sobre el alcance de los efectos en la salud
tras el desastre ocurrido luego del sismo y tsunami que afectaron al
país nipón el pasado 11 de marzo, los que deben estar listos en mayo
de 2012, indicó Wolfgang Weiss, presidente del comité.
El experto señaló que los análisis que se realicen permitirán
determinar las dosis de radiación recibidas por los operarios de la
central y por los residentes en la zona.
Con ello se conocerá la magnitud de las fugas a la atmósfera y el
océano, y el grado de las dosis radioactivas recibidas por la
población y los trabajadores, explicó Weiss.
Muchos han sido los debates desde que sucedió el terremoto, sobre
si éste en realidad afectó a la central atómica de Fukushima, o si
sólo las grandes olas que tuvieron lugar más tarde provocaron los
primeros problemas en los reactores.
El caso es que, casi seguro ambos fenómenos incidieron, y los
propietarios de la central admitieron ahora que el núcleo del
reactor número 1 está totalmente fundido y llegó a ese estado en las
primeras horas del desastre.
El uranio ha caído al fondo de la vasija, es muy probable que
haya grietas en ella y esto provoca que haya una fuerte
radiactividad en la estructura de contención de cemento que circunda
la vasija, aseguran.
Sin embargo, aún queda mucho por evaluar antes de que se conozca
la verdadera gravedad de esta tragedia, considerada la peor crisis
nuclear en la historia de Japón.
El accidente de la planta Fukushima 1 clasificó en el nivel siete
de alerta, máximo de la escala Internacional de eventos de este tipo
conocida como INES.