Al menos 11,2 millones de ecuatorianos acudieron a las urnas este
7 de mayo, en respuesta a un proceso que emprenderá enmiendas
constitucionales y políticas públicas. De las diez preguntas
propuestas, cinco tienen carácter de referendo, pues implican
transformaciones a la Carta Magna concernientes al sistema judicial.
Estas plantean impedir la caducidad de la prisión preventiva para
acabar con la impunidad; prohibir que las instituciones financieras
y de comunicación privadas, así como sus directores y principales
accionistas, tengan participación accionaria fuera de sus
respectivos ámbitos, evitando así conflictos de intereses; sustituir
el actual Pleno del Consejo de Judicatura por uno de Transición, que
evalúe a todos los jueces para lograr una depuración profunda, y
elegir así magistrados más honestos.
Las cinco interrogantes de la consulta popular proponen
considerar un delito la no afiliación de los trabajadores al Seguro
Social estatal; frenar el enriquecimiento ilícito; establecer un
mecanismo que regule la difusión en los medios de mensajes de
violencia, explícitamente sexuales o discriminatorios y exija
responsabilidades a los emisores; la prohibición de algunos juegos
de azar y la suspensión de espectáculos en los que se maten animales
por simple diversión.
En la campaña electoral previa a la consulta, del 26 de marzo al
4 de mayo, el propio Correa reconoció que "hay errores que están
costando muy caro". Uno de los temas más complejos es el relativo al
sistema judicial. En varias ocasiones el mandatario ha recordado la
existencia de "jueces indolentes y pillos que reciben dinero y
otorgan más de 6 000 interrupciones de prisión preventiva a más de
250 acusados de violación, a sicarios, a bandas de asaltantes a mano
armada, narcotraficantes".
El referendo pretende que ningún delincuente salga en libertad
por trampas de su abogado o de funcionarios de la justicia, que
provoquen retrasos expresos para acogerse a la caducidad.
La modificación expone además que los jueces sean seleccionados
en 18 meses por un comité integrado por el Gobierno, un ente
independiente de control y la Asamblea Nacional.
Conocida también es la reiterada denuncia del Gobierno de que los
mayores adversarios al proceso revolucionario son los medios de
comunicación corruptos, que cada día presentan un nuevo escándalo.
Por ello, se sometió a consulta la creación de un Consejo compuesto
por expertos, que controle los horarios en que se emiten programas
inconvenientes para los niños y establezca la responsabilidad
ulterior de los periodistas.
Lo anterior comprende igualmente que la prensa no esté
fiscalizada por empresas que representen intereses ajenos a la
intermediación comunicativa y al derecho a la información.
Desde que el presidente Rafael Correa presentó la idea del
referendo popular el 18 de enero pasado, la oposición inició su
campaña contra la iniciativa, promovida a través de las redes
sociales. Incluso, se impulsó la operación Un dedo para Correa
donde se llamaba a hacer una señal obscena como manera de protesta.
En este jueguito sucio los medios de comunicación no se quedaron
atrás. Varios estudios independientes demostraron que hubo un sesgo
informativo en contra de la consulta. En artículos editoriales y en
notas informativas se satanizó la iniciativa gubernamental.
No obstante, la voluntad de los ecuatorianos se impuso al aprobar
la propuesta gubernamental con el 62 % de los votos, según los
primeros resultados oficiales. El Consejo Nacional Electoral
ratificó el triunfo del Sí, realidad con la que se puede lograr la
anhelada seguridad ciudadana y enfrentar la impunidad reinante en
ciertos delitos.