Nuevos elementos lesivos en torno a las narcofosas encontradas en
el norteño estado de Tamaulipa, emergen hoy tras la detención de 16
policías implicados en esa historia de horror que sacude a México
desde hace una semana, reportó Prensa Latina.
La información sobre el apresamiento de los presuntos cómplices
en esa cadena de asesinatos de más de 125 personas en el municipio
tamaulipeco de San Fernando fue proporcionada a última hora por la
Procuraduría General de la República (PGR).
La versión oficial indica que esos agentes municipales del orden
protegían a la banda de Los Zetas, a la cual se le acusa de los
asesinatos y enterramientos clandestinos, que en los últimos dos
días fueron descubiertos además en Los Mochis, en el cercano estado
de Sinaloa.
La propia PGR comunicó que para dar con el paradero de los
principales responsables de esas masacres se dispuso incluso de una
recompensa equivalente a casi cuatro millones de dólares, que le
serán entregados a quienes aporten información útil para su
detención.
En tal sentido fueron dados a conocer los nombres de Salvador
Alfonso Martínez Escobedo, Omar Martínez Estrada, Román Ricardo
Palomo Rincones y Sarahí Fabiola Díaz Arroyo, quienes se presume
fueron los cabecillas de esos hechos de sangre múltiples.
Mientras tanto, desde la ciudad de Matamoros se reportó el
traslado de varias decenas de cuerpos encontrados en las narcofosas
para su identificación en el servicio forense de la demarcación, que
se afirma ya se encuentra superado en cuanto a sus capacidades.
Después de tres días en los que se ubicaron diversas fosas
clandestina sucesivas en esa zona de Tamaulipas, una última con 10
cadáveres, la víspera se reportó que fueron abatidos cuatro sicarios
en enfrentamientos con soldados, quienes mantienen tomado
militarmente el municipio de San Fernando.
Versiones de prensa llegadas de Ciudad Victoria, la capital de
aquel estado, sostienen que muchos de los cuerpos sin vida
localizados en aquella región podrían ser de pasajeros de dos
autobuses de una compañía local, próxima la frontera de Estados
Unidos, quienes en semanas atrás habían desaparecido.
Las propias fuentes sostienen que los carteles de la droga, en
complicidad con policías y agentes de inmigración, han convertido en
un negocio lucrativo el secuestro de emigrantes, a quienes ejecutan
cuando no pueden pagar el traslado a la frontera norte o se niegan a
cooperar con las bandas delictivas.