Quien invita es el Centro Dulce María Loynaz, que tuvo a bien
acoger en su sede a los escritores para que departieran en la propia
institución, con un público interesado en conocer el
desenvolvimiento que va alcanzando la literatura en ese territorio.
La muestra seleccionada por autores reconocidos como María Elena
Llana, Ian Rodríguez, Atilio Caballero, Marcial Gala y Cristian
Medina, para ofrecer desde la voz viva de sus creadores una lectura
reflexiva y dinámica al auditorio dotaron de una agradable
temperatura una de las veladas que durante tres días sesionaron en
La Habana.
Precedida por peñas como Aire de Luz —que dirige la
escritora y crítica literaria Basilia Papastamatíu, y que acogió a
los cienfuegueros en esa atmósfera "iluminada"— y por conversatorios
donde se expusieron impresiones, valoraciones e información concreta
de la actual literatura que se escribe en la Perla del Sur, la
lectura propició un agradable encuentro con obras, algunas poco
conocidas y otras inéditas, de indiscutible valor con cuyo contacto
bien se pudo nutrir un auditorio notoriamente implicado.
María Elena Llana develó el primer capítulo de las que serán sus
Memorias, coloreadas desde sus primeros albores por los tonos
azules: el del mar, que veía con solo asomarse al portal; por el de
la neblina que rodeaba a su abuelo cada mediodía cuando se sentaba a
fumar un tabaco, y con el del charco que él mismo cruzó para venir a
Cuba desde Europa.
Dedicado a su padre, quien fuera el primer cubano designado
árbitro internacional de remo, y fallecido hace unas semanas, el
cuento Un golpe de dedos, del volumen Tarántula, fue
leído por su autor Atilio Caballero, quien ha descollado como uno de
los más destacados narradores de la Isla.
Uno de los capítulos de la novela Enamorarse de Ana fue la
elección de Alejandro Cernuda, cuya fragmentada lectura si bien no
permite dar la idea completa de esta entrega, distinguida con el
premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara, en el 2008, ofrece un
excelente tratamiento de temas como las frustraciones, la añoranza
del amor y la emigración, que consiguen "enganchar" al lector que se
queda con las ganas de seguirle los pasos a este extranjero
apasionado que protagoniza la historia.
La casa del escarabajo, cuento del libro El Hijo del
viento, de Cristian Medina, autor de literatura infantil, fue la
propuesta de este narrador, mientras que la poesía, representada en
la voz del poeta Ian Martínez, se dejó escuchar en los poemas
inéditos de País de estatuas, que verá la luz con el sello
editorial Sanlope, para mayo próximo.
"Cada única es réplica de la soledad de la otra y se creen
únicas", expresa en uno de los poemas que adelanta que ha concebido
inspirado en el misticismo de una estatua cienfueguera, La Bella
Durmiente, de la que se dice que hay una similar en Roma.
Para cerrar el despliegue de literatura cienfueguera, el narrador
Marcial Gala anticipó el primer cuento del volumen Es muy
temprano, cuyo título, Perro mundo, bien resume las
actitudes y conflictos marginales devenidos muertes no solo físicas,
que, junto a los títulos Escritos sobre el celuloide, de Juan
Ramón Ferrera (Reina del Mar, Editores) y La dicha enferma
(compilación de textos de ganadores del Premio Segur), de Ian
Rodríguez (Editorial Mecenas), fueron presentados en el Sábado del
Libro, espacio que puso fin a la estancia representativa de
Cienfuegos en la capital.