Cienfuegos en el Centro

Madeleine Sautié Rodríguez
madeleine@granma.cip.cu

Cienfuegos fue la provincia con la cual reabrió sus puertas el espacio literario Isla en el Centro, que muy justamente se propone promover a los autores de todas las latitudes del país y sus respectivas obras aquí en la capital.

Foto: José M. CorreaAtilio Caballero lee una narración suya en el Centro Loynaz.

Quien invita es el Centro Dulce María Loynaz, que tuvo a bien acoger en su sede a los escritores para que departieran en la propia institución, con un público interesado en conocer el desenvolvimiento que va alcanzando la literatura en ese territorio.

La muestra seleccionada por autores reconocidos como María Elena Llana, Ian Rodríguez, Atilio Caballero, Marcial Gala y Cristian Medina, para ofrecer desde la voz viva de sus creadores una lectura reflexiva y dinámica al auditorio dotaron de una agradable temperatura una de las veladas que durante tres días sesionaron en La Habana.

Precedida por peñas como Aire de Luz —que dirige la escritora y crítica literaria Basilia Papastamatíu, y que acogió a los cienfuegueros en esa atmósfera "iluminada"— y por conversatorios donde se expusieron impresiones, valoraciones e información concreta de la actual literatura que se escribe en la Perla del Sur, la lectura propició un agradable encuentro con obras, algunas poco conocidas y otras inéditas, de indiscutible valor con cuyo contacto bien se pudo nutrir un auditorio notoriamente implicado.

María Elena Llana develó el primer capítulo de las que serán sus Memorias, coloreadas desde sus primeros albores por los tonos azules: el del mar, que veía con solo asomarse al portal; por el de la neblina que rodeaba a su abuelo cada mediodía cuando se sentaba a fumar un tabaco, y con el del charco que él mismo cruzó para venir a Cuba desde Europa.

Dedicado a su padre, quien fuera el primer cubano designado árbitro internacional de remo, y fallecido hace unas semanas, el cuento Un golpe de dedos, del volumen Tarántula, fue leído por su autor Atilio Caballero, quien ha descollado como uno de los más destacados narradores de la Isla.

Uno de los capítulos de la novela Enamorarse de Ana fue la elección de Alejandro Cernuda, cuya fragmentada lectura si bien no permite dar la idea completa de esta entrega, distinguida con el premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara, en el 2008, ofrece un excelente tratamiento de temas como las frustraciones, la añoranza del amor y la emigración, que consiguen "enganchar" al lector que se queda con las ganas de seguirle los pasos a este extranjero apasionado que protagoniza la historia.

La casa del escarabajo, cuento del libro El Hijo del viento, de Cristian Medina, autor de literatura infantil, fue la propuesta de este narrador, mientras que la poesía, representada en la voz del poeta Ian Martínez, se dejó escuchar en los poemas inéditos de País de estatuas, que verá la luz con el sello editorial Sanlope, para mayo próximo.

"Cada única es réplica de la soledad de la otra y se creen únicas", expresa en uno de los poemas que adelanta que ha concebido inspirado en el misticismo de una estatua cienfueguera, La Bella Durmiente, de la que se dice que hay una similar en Roma.

Para cerrar el despliegue de literatura cienfueguera, el narrador Marcial Gala anticipó el primer cuento del volumen Es muy temprano, cuyo título, Perro mundo, bien resume las actitudes y conflictos marginales devenidos muertes no solo físicas, que, junto a los títulos Escritos sobre el celuloide, de Juan Ramón Ferrera (Reina del Mar, Editores) y La dicha enferma (compilación de textos de ganadores del Premio Segur), de Ian Rodríguez (Editorial Mecenas), fueron presentados en el Sábado del Libro, espacio que puso fin a la estancia representativa de Cienfuegos en la capital.

 

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