En su paranoia antiterrorista, la Casa Blanca afirma que el
peligro persiste, casi al cumplirse diez años de los ataques del 11
de septiembre del 2001 contra las Torres Gemelas, en Nueva York.
El gobierno ha impedido que más de 350 sospechosos de tener
presuntos vínculos con Al-Qaeda y otros grupos afines, abordaran
vuelos comerciales hacia su territorio desde finales del 2009,
cuando se desarticuló un atentado contra un avión civil en Detroit.
Las estrictas normas de seguridad hacen además que quienes
viajen, entre otras medidas, sean obligados a quitarse los zapatos,
limiten la cantidad de champú en su equipaje de mano y soporten
cacheos, informó PL.
Últimamente antes de que cada vuelo internacional parta hacia
Estados Unidos, las autoridades revisan a los pasajeros en una
relación de vigilancia más amplia. De esa manera, cientos de
individuos con supuestos vínculos con organizaciones terroristas no
han podido abordar aviones bajo las nuevas reglas, precisa el sitio
digital MSNBC.
Es paradójico que Estados Unidos busque por cualquier parte a
terroristas, cuando los ampara y cobija dentro de su propio suelo.