Pago por rendimiento
Freddy Pérez Cabrera
SANTO DOMINGO.— Mucho se ha debatido en los últimos tiempos la
conveniencia de correlacionar los salarios de los trabajadores con
los resultados económicos de su entidad. En ese sentido, han sido
ensayadas diferentes formas de pago con el objetivo de estimular la
respuesta productiva que necesita el país.
Ismael
Pérez del Sol y Anisley Aguado se sienten motivados con esta forma
de pago.
Pagar en correspondencia con los logros y el sudor derramado, no
debe preocupar a nadie. Esa es la filosofía aplicada por los
directivos de la Granja Cascajal, en el municipio villaclareño de
Santo Domingo, quienes, ante la urgencia de la actual campaña papera
y dada la carencia de fuerza de trabajo, adoptaron un sistema de
pago mucho más atractivo, que ha impedido la pérdida del tubérculo,
implicando gastos mucho menores.
En años anteriores era necesario movilizar un promedio de 1 000
estudiantes del plan de la escuela al campo, quienes venían de Santa
Clara u otras localidades, con el consiguiente gasto en transporte,
comida y baja productividad, explica el técnico Jorge Martínez, jefe
de la UEB Granja Cascajal.
Otros problemas eran que, ante el bajo índice de cosecha, los
camiones debían esperar a las dos de la tarde para entrar al campo a
recoger la mercancía, la cual muchas veces permanecía soleada sobre
la tierra, con el consiguiente daño a su calidad, expone el
funcionario.
Aquella situación nos llevó a razonar la conveniencia de utilizar
otras alternativas, a fin de atraer hacia la recogida de papa a
personas de diferentes sectores, así como vecinos de la comunidad,
apareciendo la fórmula del pago diario por rendimientos, la cual nos
ha permitido desarrollar la contienda con solo 65 trabajadores y 100
estudiantes, asegura el directivo.
Estas tierras son muy buenas para la papa. Fíjese que ahora mismo
están promediando casi 520 sacos por hectárea (es decir, 7 200
quintales por caballería), y esa cifra no la hubiéramos podido
acopiar de otra forma que no fuera estimulando la productividad a
partir del salario, explica el técnico.
La familia
se vuelca al campo
El joven Ismael Pérez del Sol es miembro de la CCS Rubén Martínez
Villena, y junto a su esposa Yanisley Aguado, quien se desempeña
como trabajadora social del Consejo Popular, doblan la cintura en
busca de los recursos que luego habrán de convertir en bienes para
la familia.
Esto es una forma honrada de ganarse el dinero. Aquí nos vamos
cada día con 90 o 100 pesos, fruto de la recolección entre ambos de
45 a 50 sacos de papa.
Apegada al surco y algo cansada, pero animosa, está su esposa,
quien aprovechó las vacaciones para también incrementar los ahorros
de la familia. "El trabajo es duro pero no resulta imposible. Cuando
uno ve el resultado de lo que hace es capaz de motivarse y echar el
resto", asegura.
Al principio querían pagarnos diario; sin embargo, pedimos que se
hiciera el fin de semana, para "notarlo" más, añade.
Otra pareja que cubre sus expectativas sobre las arenosas tierras
de Cascajal, es la integrada por Aliesky Anaya y Mayelín Escalona,
dos jóvenes llegados de Media Luna, en Granma, aplatanados en esta
comarca desde hace algunos años.
Queremos mejorar la casita y esta es la vía. La experiencia
comenzó el pasado año cuando nos ganamos más de 1 000 pesos en un
mes y ahora queremos incrementar esa cifra, manifiesta Anaya, quien
se desempeña como estibador de la papa.
"Cuando no estoy estibando vengo a ayudar a mi mujer, así podemos
incrementar los rendimientos y ganar un poquito más de dinero".
Por cada 100 libras recogidas (un quintal) nos entregan dos
pesos. Antes pagaban a 1,20 el saco: el incremento nos ha motivado a
redoblar los esfuerzos. Yo acopio un promedio de 30 diarios, de
acuerdo con la cantidad de papas que tenga la calle, destaca la
esposa.
Laboramos mañana y tarde. Temprano ensacamos y por el mediodía
nos dedicamos a organizar las pilas y el trabajo del próximo día,
explica Mayelín, quien asegura que en Cascajal no hay miedo a pagar
siempre que sea a cambio de resultados productivos. |