Un jardín de tallas, esculpido en árboles derribados por
huracanes y tornados, recrea símbolos del Parque Nacional Viñales,
suerte de postal de los campos cubanos.
Custodiadas por los mogotes del famoso valle, raíces y ramas
adquieren forma de saurios gigantes, similares a los que habitaron
la occidental región millones de años atrás.
Aves y aborígenes son reverenciados también por Noel Díaz, un
artista que creció entre parcelas labradas y plantas de tabaco,
distintivos de ese paraje.
Campesino por tradición, da vida ahora a un peculiar museo de
esculturas, sembradas en los alrededores de su vivienda.
Soy guajiro desde que nací, cultivar la tierra era el único
oficio que conocía hasta una tarde cuando encontré en mi camino un
tronco caído, fue como una revelación, lo cargué sobre los hombros y
lo llevé conmigo a casa, recuerda.
Ese fue el origen de un proyecto que pretende traspasar las
fronteras del vergel para construir un sendero de tallas hasta las
montañas en un sitio declarado Paisaje Cultural de la Humanidad.
Lo primero que hice -añadió- fue el rostro de un hombre, al
comienzo aprovechaba las formas originales de la madera para crear
las esculturas, ahora puedo dar rienda suelta a la imaginación.
Los difuminados contornos de las nubes, seres humanos, monstruos
que se asoman a sus sueños y animales silvestres, adornan la entrada
de su hogar junto a flores y enredaderas.
"La idea del museo surgió espontáneamente, la colección crecía y
no quería deshacerme de ninguna de las estatuas, así que se me
ocurrió sembrarlas en el jardín, los vecinos fueron los primeros en
apreciarlas, después comenzaron a llegar personas de otros países".
Recientes ciclones dañaron algunas de las piezas, pero Noel con
su talento natural les devolvió la magia al restaurar cada detalle.
Viñales fue declarado Paisaje Cultural de la Humanidad en 1999,
por la preservación de antiguas formas de cultivo y la simbiosis
casi poética entre el hombre y la naturaleza.