La pasión por delante

El musical cubano Bésame mucho, de la compañía Yoldance, hace época en Madrid

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

Si de un espectáculo musical han estado pendientes los madrileños durante las últimas semanas, ese es Bésame mucho. En medio de una cartelera donde se multiplican las opciones en las artes escénicas, la crítica de la prensa general y la especializada coinciden en ponderar los atributos de la puesta. El público no ha dejado de copar las capacidades de Teatros del Canal para asistir a la representación, aún cuando el bolsillo del español de a pie no se ha recuperado de los impactos de la crisis.

A nadie escapa un detalle esencial: Bésame mucho es una obra cubana, concebida e interpretada por Yoldance, una compañía integrada por jóvenes artistas cubanos que viven y sienten orgullo de vivir en la Isla. No se trata de una agrupación circunstancial, sino de un proyecto que a lo largo de una década ha madurado y salido airoso en sus confrontaciones con el público habanero y de varias ciudades europeas. Su directora y máxima responsable de la puesta en escena es Yolena Alonso, quien tiene muy claro cuánto puede interesar a la sensibilidad del espectador del siglo XXI la tradición de las músicas y bailes de su país. De ahí que haya encontrado su nicho dentro del abanico de posibilidades expresivas que ofrece el teatro musical de nuestros días.

El diario El País situó las coordenadas conceptuales sobre las cuales la Alonso trabaja, al recordar cómo Bésame mucho se inscribe en la línea de El solar, memorable realización de Alberto Alonso, a partir de un guión de Lisandro Otero, que marcó pautas en los años sesenta. Ahora, escribe el crítico, "esa representación de lo vernáculo y callejero se estiliza y actualiza atendiendo siempre a los ritmos más tradicionales como la rumba y el bolero, pero vistos a través del empaque contemporáneo del latin-pop o funky-cha".

En esta oportunidad Yolena sumó a dos jóvenes actores, Lieter Ledesma y Rachel Pastor, para interpretar los papeles protagónicos en la relación sentimental que sirve de pretexto para desatar el canto y el baile. Una treintena de bailarines, todos de sólida formación académica y entrenados en la escena, dan vida a la sugerente manera con que Yolena recrea las danzas cubanas. Los boleros vienen y van del centro a la periferia de la acción, sin restricciones aduanales, puesto que autores clásicos de Puerto Rico y México entran en una trama sonora, bien acompañada por una pequeña banda y las explosivas contribuciones de Cristian y Rey Alonso.

A la hora de dar la cara a la prensa, Yolena no muestra pretensiones que no tiene: "Esto es un musical para un público que desee disfrutar de un ratito desenfadado, estimulante y pasional". Pero no faltan quienes tratan de arrancar una declaración política. A veces la táctica es oblicua: ¿por qué con tanto éxito en Europa no se aleja? Respuesta: "Necesito la energía de Cuba. Su atmósfera, su química, su vibración. Un cubano demasiado tiempo alejado de Cuba pierde energía y creatividad". Otro intento: ¿qué quieren los jóvenes en Cuba? "Lo que todos en el mundo: un futuro mejor". De pronto, todo va en directo: ¿cómo imagina a Cuba dentro de diez años?, ¿habrá elecciones? Respuesta: "Ya las hay; yo voto". Pero no puede elegir entre partidos: solo hay uno. La muchacha ríe: "¡Claro, es socialismo puro! Yo elijo personas".

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir