Taylor llevaba seis semanas ingresada en el hospital Cedars-Sinai
de Los Ángeles por una insuficiencia cardíaca, que ya padecía desde
hace tiempo y que se complicó recientemente, informó un comunicado
de la familia.
Ganó dos premios Oscar como mejor actriz: el primero por su
retrato de una joven de la alta burguesía en Butterfield 8 (Una
mujer marcada, 1960), película que se dice la Taylor odiaba. El
segundo, por ¿Quién le teme a Virginia Woolf? (1966),
considerada su mejor obra y uno de los numerosos filmes que
interpretó junto a Richard Burton.
Burton fue uno de los grandes amores de Taylor —se casó y se
divorció de él dos veces—, en una vida en la que sus tormentosas
relaciones fuera de la pantalla a menudo eclipsaban su brillante
carrera cinematográfica.
Se alejó de la mirada de los focos en los últimos años, cuando su
salud comenzó a fallar, pero hizo una notoria aparición pública
cuando asistió en el 2009 al funeral de su viejo amigo Michael
Jackson.
Nacida en Londres el 27 de febrero de 1932, se trasladó a
California con sus padres estadounidenses en 1939, cuando comenzaba
la Segunda Guerra Mundial. No pasó mucho tiempo hasta que fue
descubierta por la novia del presidente de Universal Studios en la
galería de arte de su padre.
Debutó en 1942 en Alguien nace cada minuto y en 1944 ya se
había convertido en una estrella infantil con National Velvet,
la historia de una niña que se disfraza de varón para montar su
caballo en un importante concurso nacional.
En 1956 se había estrenado una de las películas clave de su
filmografía, Gigante, dirigida por George Stevens y en la que
coincidió con James Dean y Rock Hudson, que se convertiría en uno de
sus mejores amigos.
También se le recuerda por Cleopatra (1962), "seguramente
la pieza más estrafalaria que haya perpetrado la industria del
entretenimiento", como dijo ella misma sobre la producción. En el
set de filmación conoció a Burton.
A mediados de la década de los sesenta su participación en el
cine va perdiendo pujanza, aunque aún tiene ocasión de intervenir en
varias películas de relieve, como La fierecilla domada,
dirigida por Franco Zeffirelli; Reflejos de un ojo dorado,
con Marlon Brando, y la ya citada ¿Quién le teme a Virginia Wolf?
(S.E.)