No hace mucho tiempo vino a visitarme. Trabajamos por varias
horas preparando los próximos pasos de la apelación. Lo note algo
cansado. Me preocupó que con su avanzada edad estuviera manejando
solo, tras un largo viaje desde Nueva York y con el mal tiempo de
aquellos días, por las peligrosas carreteras de las montañas que
encierran a Victorville. Le hice la observación, pero le restó
importancia. Así era él, nada lo detenía.
Siempre que nos encontrábamos me ocurría lo mismo: en algún
momento de la conversación, escuchándolo, mi mente se apartaba de
sus palabras para enfocarse en la persona, en el gran hombre, en el
tremendo abogado, en la leyenda que tenía enfrente. Alguna vez le
comenté que había visto imágenes suyas en documentales de la
televisión dedicados a importantes casos legales en los que
participó desde muy joven, y que con orgullo le había dicho a
algunos aquí: "ese es el abogado de Los Cinco". Pero no importa
cuanto haya leído o escuchado, sé que, por su humildad y su
modestia, me queda mucho por descubrir sobre esa vida consagrada a
lo más noble de su profesión.
El siempre insistió en que nuestro caso, como otros a los que se
entregó, es esencialmente político, y nos alertó de que la lucha
sería larga y ardua. Sus experiencias con "el sistema" así se lo
indicaban. Por nuestra parte, más allá de la relación profesional,
lo vimos siempre como un compañero en la batalla por la justicia.
Se va en un momento muy importante, pero nos deja trazado el
camino. En más de una oportunidad me expresó su admiración y respeto
por otros abogados de nuestro equipo legal, y pienso que se marchó
confiado en que el trabajo quedaría en buenas manos.
Como otras personas que durante años nos acompañaron en la lucha
para hacer prevalecer la verdad y la razón, no podrá ver el
día en el que triunfe la justicia. Pero ese día llegará, y a él,
como a los demás, habremos de rendirle merecido tributo en nuestra
patria.
En nombre de Los Cinco, de nuestros familiares, y en el de
millones de cubanos y hermanos del mundo que confiaron en él y lo
admiraron, lleguen las más sentidas condolencias a sus familiares y
amigos.
¡Leonard Weinglass, Presente!
Gerardo Hernández Nordelo
Prisión Federal de Victorville. California.
23 de Marzo, 2011