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Rendirán salvadoreños homenajes a monseñor Romero

Amplios sectores de la sociedad salvadoreña anunciaron para mañana numerosos homenajes al arzobispo de San Salvador Óscar Arnulfo Romero, al cumplirse 31 años de su asesinato.

Las conmemoraciones tendrán escenarios principales en la catedral capitalina, donde en una cripta reposan sus restos, y en la capilla del hospital de la Divina Providencia, donde fue ultimado.

Vigilias, colocación de ofrendas florales por organizaciones sociales y religiosas y peregrinaciones de gentes de todas partes del país, están previstas para mañana.

Romero es reverenciado por su defensa de los derechos humanos durante la dictadura militar y su identificación con los pobres.

La Asamblea Legislativa aprobó el año pasado declarar el 24 de marzo Día de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, una iniciativa rechazada por la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena).

El gobierno del presidente Mauricio Funes organizó los primeros tributos oficiales en el país al obispo mártir en 2010, cuando se cumplieron 30 años de su asesinato por los escuadrones de la muerte.

Desde antes de asumir el cargo, el 1 de junio de 2009, Funes reivindicó el pensamiento y obra de monseñor Romero, a quien califica como el guía espiritual de la nación.

Los medios de comunicación públicos, de radio y televisión, así como la emisora Radio Maya Visión transmiten frecuentemente espacios dedicados a la vida del religioso y sus ideas.

Una Comisión de la Verdad determinó en 1993 que el asesinato de Romero fue cometido por escuadrones de la muerte dirigidos por el mayor Roberto D Aubisson, fundador de Arena.

Un día antes del crimen, Romero dirigió una dramática apelación a las fuerzas militares y policiales a detener la ola represiva:

"En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión."

El 17 de febrero de 1980, poco más de un mes antes de su asesinato, apeló al entonces presidente de Estados Unidos, James Carter, para que cesara la ayuda a las fuerzas militares y policiales de entonces.

La contribución de su Gobierno en lugar de favorecer una mayor justicia y paz en El Salvador agudizará sin duda la injusticia y la represión en contra del pueblo organizado, le escribió.

La respuesta de Carter fue una agria queja al Vaticano, recuerdan biógrafos de Romero.

 

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