La agresión contra Libia representa serios contratiempos
políticos y económicos para el presidente estadounidense, Barack
Obama, quien enfrenta ya las ocupaciones de Iraq y Afganistán y en
el frente interno la lucha con los republicanos.
Aunque la clase política norteamericana coincide en un cambio de
Gobierno en Trípoli, pocos están contentos por la decisión de Obama
de participar en los bombardeos al país norafricano sin consultar al
Congreso, reporta Prensa Latina.
Muchos legisladores demócratas y republicanos están molestos
porque el mandatario no informó al Capitolio para lanzar la
operación, mientras los sectores más liberales acusan a la Casa
Blanca y sus aliados de querer apropiarse del petróleo libio.
Las criticas provienen de todas direcciones: desde moderados,
como los senadores demócrata Jim Webb y republicano Richard Lugar, a
legisladores conservadores como Ron Paul y el liberal Dennis
Kucinich.
En ese sentido, el diputado Michael Honda, representante de esta
última corriente, denunció que el Pentágono fue a la guerra por los
recursos naturales de ese país no para defender los derechos
humanos.
Mientras, el republicano Candice Miller, del Comité de Seguridad
de la Patria de la Cámara de Representantes, consideró muy
preocupante e inaceptable que Obama haya decidido unirse a la
coalición sin un consentimiento formal del Capitolio.
Otro problema para la Oficina Oval en el frente interno es el
costo económico del ataque, en momentos en que ambos partidos están
enfrascados en una lucha por los recortes del presupuesto para
frenar el abultado déficit fiscal.
Según el diario Nacional Journal, solo el primer día de
bombardeos Estados Unidos gastó 100 millones de dólares en misiles.
Esta campaña será muy costosa, aún cuando sea limitada, comentó
el senador Richard Lugar.
Es un momento extraño en el que casi todos los días el Congreso
habla de los déficit y otros problemas relacionados y, sin embargo,
al mismo tiempo pasa esto", comentó Lugar en referencia al ataque
militar.
Para Todd Harrison, del Centro para Evaluaciones Estratégicas y
Presupuestarias, sólo la implementación de una zona de exclusión
área en Libia costará al contribuyente norteamericano entre 30 y 100
millones de dólares semanales.
Sin embargo, el Centro para una Nueva Seguridad de Estados
Unidos, indicó que la cantidad podría aumentar a entre 400 y 800
millones de dólares por la respuesta de las tropas libias.
Aunque no mencionó cifras, Ben Rhodes, asesor adjunto de
Seguridad Nacional, admitió que la operación será costosa para la
Unión.
En el plano internacional, Obama también enfrenta serios
contratiempos por las consecuencias de la incursión norteamericana,
en especial en los países árabes.
De hecho, la prensa nacional reveló que varios miembros de su
gabinete eran reacios a una intervención militar por las
consecuencias políticas.
Incluso, el secretario de Defensa, Robert Gates, llamó a buscar
otras soluciones al recordar que las fuerzas norteamericanas están
al límite por los conflictos en Irak y Afganistán.
Ya el presidente tuvo que escuchar fuertes protestas por la
agresión a Libia durante su actual gira latinoamericana, mientras
crece el malestar en el mundo árabe.
Ante tal situación, el diario digital político.com comentó que el
gobernante le cedió con placer el liderazgo político en la operación
a su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, quien se mostró un resuelto
partidario de la guerra.
Obama ahora suma otro problema a su ya complejo panorama
político, en medio de una crisis económica y a la inminente
arrancada electoral para buscar su reelección el próximo año.