Una de las noticias más publicitadas en torno al violento sismo
ocurrido en Japón el pasado viernes 11 de marzo, es la referida al
probable desplazamiento del eje de rotación de la Tierra en
alrededor de 10 centímetros.
Muchos
preguntan cuáles serían las consecuencias de ese hecho y para
aclarar tales interrogantes, Granma contactó con el
experimentado astrónomo Jorge Pérez Doval, una de las voces más
autorizadas del país en esa disciplina.
Lo sucedido, explica, solo resulta interesante desde el punto de
vista científico, pues demuestra el efecto que puede tener la
liberación de una enorme cantidad de energía en el interior del
planeta, la cual, incluso, es capaz de mover varios metros hacia el
mar franjas territoriales situadas en las cercanías del epicentro,
como acaba de suceder en la nación asiática.
Sin embargo, para el ciudadano común no entraña ningún efecto
palpable, ya que de acuerdo con los cálculos hechos por los
expertos, el citado desvío de 10 centímetros en el eje de rotación
acortaría en apenas 1,6 microsegundos la duración del día, algo
imperceptible y sin ninguna implicación en la vida del hombre y las
demás especies.
Según precisó el profesor Doval, las mareas también retardan de
manera natural la rotación de la Tierra en periodos que superan los
ocasionados por los grandes terremotos, con magnitudes superiores a
los 8 grados en la escala de Richter.
Vale recordar que a tenor con el Centro de Información de
Terremotos del Servicio Geológico de los Estados Unidos, los cuatro
mayores sismos registrados en el mundo son el de Chile, en 1960 (9,5
en la escala de Richter), Alaska, 1964 (9,2), Sumatra, Indonesia, en
el 2004 (9,1), y este último de Japón, que las más recientes
informaciones lo sitúan en 9,0 grados.