Mientras tanto, funcionarios estadounidenses advirtieron en
Washington que la planta Fukushima Dai-ichi, en el noreste de Japón,
estaría a punto de liberar una mayor cantidad de material radiactivo
debido a que ya no quedaba agua en el depósito de almacenamiento de
las varillas de combustible atómico usado.
La crisis en varios reactores de la planta se desencadenó la
semana pasada, con el terremoto y el tsunami que la dejaron sin la
energía necesaria para mantener funcionando los sistemas de
enfriamiento y arruinaron los generadores de respaldo, agregando una
crisis nuclear para Japón, que ya se enfrentaba a la destrucción de
dos catastróficos desastres naturales que podrían haber causado la
muerte de más de 10 000 personas, según estimaciones oficiales, y
dejaron a cientos de miles en el desamparo.
Un helicóptero militar japonés CH-47 Chinook comenzó a verter
agua salada en el reactor dañado de la Unidad 3 en el complejo de
Fukushima a las 9:48 de la mañana (hora local), informó el portavoz
del ministerio de defensa, Kazumi Toyama. El helicóptero arrojó por
lo menos cuatro cargas sobre el reactor, aunque gran parte del agua
parecía haberse dispersado en el aire.
La operación tenía la intención de contribuir a enfriar el
reactor y reponer el agua en un recipiente donde están colocadas las
varillas de combustible usado, dijo Toyama. La empresa Tokyo
Electric Power Co., propietaria de la planta, informó que el
depósito estaba casi vacío, lo cual podría causar el recalentamiento
de las varillas.