Por muy increíble que parezca, esa es la vía que ha encontrado el
Gobierno del presidente Sebastián Piñera para solucionar el
problema. "Cuando se habla de razones humanitarias no se debe hacer
ninguna distinción entre civiles o militares", subrayó el mandatario
en el cierre de su visita a España.
El proyecto, pendiente de discusión en el Congreso, incluye un
apartado especial sobre razones humanitarias para liberar a
inculpados mayores de 80 años o enfermos terminales, además de la
deferencia de que "no se puede distinguir entre civiles y
militares".
De lograr el consenso nacional y cumplirse, el plan beneficiaría
a los militares condenados por infracciones a los derechos humanos
cometidas en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que dejó
más de 3 000 víctimas, entre muertos y desaparecidos.
Muchas voces se levantaron para expresar su rechazo, esgrimiendo
que el debate es extremadamente sensible por las heridas aún
abiertas de las víctimas del régimen de facto.
El miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de
Diputados, Tucapel Jiménez, consideró que cuando La Moneda habla de
igualdad ante la ley para civiles y militares, no va al fondo del
problema. Es más, la distinción que debería hacer es entre delitos
comunes y los de lesa humanidad cometidos durante la época
pinochetista.
Acotó que los crímenes de lesa humanidad no pueden ser sujetos a
ningún tipo de beneficio porque existen tratados internacionales
donde se establece que se trata de delitos imprescriptibles e
inamnistiables.
Tal igualdad ante la ley nunca se cumplió en Chile, desde el
mismo momento en que los antiguos uniformados cumplen condena en
cárceles cinco estrellas, antítesis del habitual hacinamiento que
caracteriza al resto de los penales del país sudamericano.
El senador del Partido Socialista, Juan Pablo Letelier, criticó
asimismo que el Ejecutivo pretenda utilizar al Congreso para darle
luz verde al proyectado indulto.
"Yo creo que él (Piñera), probablemente tenga compromisos de
campaña algo ocultos, que no son tan públicos (...) y lo están
presionando y condicionando en este tema", indicó.
Los tribunales chilenos mantienen abiertas unas 350 causas por
desapariciones, torturas, encierros ilegales o conspiraciones que
datan del periodo dictatorial, e involucran a unos 700 militares y
agentes civiles.
Es válido que se quiera enfrentar la crisis del sistema
carcelario en Chile, considerado entre los países de Latinoamérica
con mayor población penal. Sin embargo, cuesta creer que se
beneficie a exvioladores de derechos humanos, a miembros de la
llamada Caravana de la Muerte que sembraron el terror a su paso por
Chile.