El accidente ocurrido en la central nuclear japonesa de Fukushima
tras un terremoto dio viva voz a los ecologistas que exigen este
lunes relanzar el debate sobre la vulnerabilidad de ese tipo de
instalaciones ante las catástrofes naturales.
La idea del diálogo no es generalizada, pues partidos y
asociaciones defensoras del medioambiente exigen suprimir ipso facto
el uso de esa tecnología en este país, mientras el Gobierno promete
sacar conclusiones útiles de los acontecimientos en Japón.
En declaraciones a Prensa Latina, la eurodiputada Eva Joly señaló
la necesidad de que Francia prescinda de este tipo de energía en los
próximos años.
La posible candidata a las presidenciales de 2012 por Europa
Ecología Los Verdes lamentó el atraso galo en materia de fuentes
renovables.
Francia posee 58 reactores nucleares concentrados en 19
centrales, las cuales proveen más del 80 por ciento de la
electricidad del país.
Para la secretaria nacional de Europa Ecología Los Verdes, Cecile
Duflot, el accidente registrado en Japón muestra que todas las
medidas de precaución son un fracaso ante las catástrofes naturales
en países con tecnologías de punta, señaló el diario Le Point.
La líder ecologista dijo que un accidente similar puede ocurrir
en Francia y recordó como en febrero pasado la compañía de
electricidad EDF reportó una anomalía en los circuitos de inyección
de seguridad en 34 de los 58 reactores.
Ese sistema permite en caso de brecha en el circuito principal
mantener la refrigeración del núcleo del reactor reinyectando el
agua en los circuitos de seguro, lo cual no funcionó en Japón,
añadió Duflot.
Sus temores fueron respaldados por la ex ministra de Ecología
Corinne Lapage entrevistada por le Journal du Dimanche, quien
expresó la necesidad de un debate sobre los riesgos y los costos y
ventajas de esa tecnología aquí.
Lepage, quien lamentó que se excluyan las energías renovables y
dudó una salida de la industria actual con un Gobierno pro nuclear,
reiteró que el riesgo de accidente no se excluye en Francia.
La extitular mencionó la central Fessenheim en Alto Rin (este) de
más de 30 años situada sobre una zona sísmica, la de Blayet en
Gironda (suroeste), inundada en 2003 y Cruas (sureste) donde hubo un
accidente debido a la falta de agua con el riesgo de no poder
enfriar el reactor.