Soluciones a filo de imaginación

Pastor Batista Valdés

LAS TUNAS.— Aquel viejo refrán popular que le atribuye a la casa del herrero un cuchillo de palo, muy poco o nada tiene que ver con Antonio Rondón Sales: un hombre que le ha dedicado los 32 últimos calendarios de su vida a ese legendario oficio.

Foto del autorA golpe de martillo este herrero convierte otro ladrillo desechado en provechosa alternativa para amolar.

Admirador de su también herrero padre, desde la cuna, y cansado de ver las penurias que pasan campesinos y obreros agrícolas a la hora de afilar machetes, azadones y otros instrumentos, Antonio se propuso recientemente buscar una solución.

"Los herreros hacemos mucho más que herraduras. A mí, por ejemplo, se me ocurrió la idea de hacer una piedra de amolar con ladrillos refractarios usados y ahí está mi invento. No será una solución definitiva al problema de afilar los utensilios de trabajo, pero ayuda a resolver necesidades en mi Cooperativa de Producción Agropecuria (la Calixto Sarduy) y en la Unidad Básica cañera Frank País".

En efecto: con su rústica pero muy práctica "piedra de amolar", Antonio le ha proporcionado el filo que requieren machetes, cuchillos, azadones, hachas y¼ ¡hasta una barreta que se mostraba "remolona" frente a la dureza del terreno!

"Por eso yo digo que nadie imagina la cantidad de cosas que podemos hacer cuando ponemos a funcionar el cerebro", recalca finalmente este modesto campesino, a quien muchas personas admiran por la responsabilidad con que cumple sus deberes de vigilancia en las noches (como custodio desde hace seis años) y por el modo en que sigue entregándole sus mejores energías a la fragua, al martillo y al herraje de las bestias en pleno día.

 

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