CARACAS.— Venezuela es un país privilegiado. Son tan abundantes
sus riquezas naturales que resulta inconcebible que en sólo 916 mil
kilómetros cuadrados coexista la mayor reserva petrolera del mundo
con una profusa biodiversidad, también entre las siete primeras del
planeta.
Sin embargo, lo más significativo de esta abundancia de recursos,
es la soberanía que sobre ellos ejerce el pueblo venezolano, gesta
posible a partir de 1999, cuando Hugo Chávez asumió la presidencia,
y con ella, el compromiso de la emancipación plena del país.
El ministro de Ambiente y Recursos Naturales, Alejandro Hitcher,
en entrevista concedida a Prensa Latina, aseguró que el mayor logro
en materia ambiental del gobierno de Chávez fue la creación de un
ministerio que tuviera en cuenta todo el tesoro natural de
Venezuela.
La primera victoria conceptual y que puede considerarse una
victoria temprana de la Revolución Bolivariana, se da en la primera
quincena de agosto de 1999, aseguró.
Con la creación de esta cartera, el gobierno toma el control de
la sustentabilidad ambiental, de la explotación de los recursos no
renovables en el país, que incluyen además, minerales como oro,
plata, diamantes, bauxita, hierro, entre otros.
Cuando Chávez asumió el poder el 2 de febrero de ese año,
recordó, existía un Ministerio de los Recursos Naturales renovables,
fundado en la década de 1970.
Es curioso que en 1976 se creara esa cartera porque, por defecto,
el gobierno de turno estaba renunciando a la soberanía sobre los no
renovables como el petróleo, enfatizó Hitcher.
Y es que un año antes, ¿coincidencia?, ocurre un proceso que
marcó la historia de este país suramericano: la nacionalización
petrolera, que a juicio del ministro significó una gran farsa.
Resulta que, además de la salida de las abundantes ganancias
producto de la extracción, a las transnacionales petroleras nunca
les importó el cuidado en el manejo de los yacimientos.
Fue una gran trampa, dijo al referirse a ese proceso considerado
fundamentalmente por sectores de la oposición como el plus ultra del
patriotismo venezolano.
Lo cierto es que las empresas nacionalizadas mantuvieron el
monopolio de las áreas que generaban ganancias e impusieron
limitaciones al país pues los contratos establecían que el
asesoramiento en operaciones de producción se contraerían en el
ámbito de las anteriores concesiones.
Asimismo, el asesoramiento en operaciones de refinación se regía
por las capacidades que tenían las plantas al momento de la
nacionalización.
Finalmente, el Estado venezolano tuvo que indemnizarlas y
quedaron exentas de responder por los métodos irracionales de
explotación que generaron serios daños al entorno, especialmente al
Lago de Maracaibo. Nuestras riquezas petroleras eran explotadas por
las multinacionales abiertamente y después solapadamente, por la
falso-nacionalización de la industria, y ni a unos ni a otros les
importaba que se dañaran definitivamente los recursos naturales,
remarcó.
Más tarde en la década de 1980, Venezuela se reinserta al capital
petrolero transnacional a través de convenios operativos, alianzas
estratégicas y asociaciones bajo el Esquema de Ganancias
Compartidas, esta última sin llevarse a efecto.
Las multinacionales aquí convertían de manera muy rápida el
petróleo en capitales y los sacaba del país, por eso a nadie le
preocupa el daño ambiental que incluyó las cuencas hidrográficas,
los suelos y los bosques.
La revolución recibió este desastre y para poderlo revertir, lo
primero que hizo fue crear el Ministerio de Ambiente y Recursos
Naturales, un ente rector en materia de conservación ambiental, que,
además, administra y gestiona recursos agua, biodiversidad y bosques
naturales.
Asimismo, se encarga de la vigilancia y control del patrimonio
natural, tiene competencia en la ordenación del territorio y define
las áreas bajo régimen ambiental y las dinámicas que se dan en
ellas.
Si nosotros no conseguíamos esto, era imposible que tuviéramos
logros sostenibles en el tiempo, aseveró el ministro.
En apenas 10 años, el gobierno ha realizado un esfuerzo titánico
en materia ambiental: recuperación de recursos hídricos,
abastecimiento de agua potable, reforestación, entre otros. El
objetivo es que las generaciones venideras cuenten con los recursos
esenciales para la vida, sólo posible dentro de una revolución
socialista.