La división entre países de la Unión Europea (UE) en su postura
respecto a Libia marcaba este jueves una reunión de los ministros de
Asuntos Exteriores del bloque comunitario.
Alejados de una solución pacífica a la crisis en ese país,
algunos socios defienden la idea de una intervención, incluida la
militar, mientras otros prefieren aumentar la presión diplomática
sobre el líder libio, Muamar el Gadafi, reporta Prensa Latina.
Entre los puntos principales del debate figura la posibilidad de
establecer una zona de exclusión aérea sobre la nación norafricana y
el trato que se debe reservar a la oposición del Gobierno de Gadafi.
No queremos entrar en una guerra en África del Norte, advirtió el
ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, al tiempo que
mostró escepticismo sobre la opción del bloqueo aéreo, dirigido a
impedir maniobras a la aviación militar del Estado libio.
Por su parte, el canciller finlandés, Alexander Stubb, afirmó que
todas las opciones deberían estar abiertas.
Otros gobiernos europeos como Francia, España, Italia y Reino
Unido apoyan la iniciativa de intervención bajo el pretexto de
coordinar la evacuación de ciudadanos comunitarios.
Respecto al reconocimiento de la oposición, el Ejecutivo galo fue
el primer país en mostrarse a favor del autodenominado Consejo
Nacional Libio (CNL), como el representante legítimo del pueblo.
Entretanto, España e Italia confirmaron que actuarían de forma
concertada con la política exterior europea, de Estados Unidos y de
la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Para mañana, la UE reserva una cumbre extraordinaria de jefes de
Estado y de Gobierno de los 27, para tratar la crisis en Libia y los
problemas de deuda en la Eurozona.
Este viernes, también se reúnen en Bruselas los ministros de
Defensa de la OTAN para debatir opciones militares sobre una
presunta intervención en el país norafricano, entre ellas, la
imposición de la zona de exclusión de vuelo, bloqueo marítimo y la
creación de un corredor para suministrar ayuda humanitaria.
Los aliados tratan de encontrar legalidad para imponer la zona de
exclusión aún sin el aval del Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas, en el que Rusia y China podrían hacer valer su derecho de
veto.
Desde Moscú, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei
Lavrov, reiteró el rechazo de su país a una posible intervención
militar occidental en Libia y subrayó que no es aceptable en el
marco de la legalidad internacional una injerencia en los asuntos
internos de ese país.