Reproches políticos y sociales recibió el presidente de Perú,
Alan García por haber intentado minimizar o justificar un estallido
de violencia en el que una operación policial dejó 33 uniformados y
civiles muertos, reporta Prensa Latina.
Tanto el candidato presidencial nacionalista, Ollanta Humala,
como el presidente de la Asociación Interétnica de la Selva Peruana
(Aidesep), Alberto Pisango, fustigaron un comentario del gobernante
sobre el tema, hecho en una reciente entrevista.
Humala señaló que más importante que el petróleo, el oro, la
plata, el cobre y las inversiones privadas es la vida de las
personas, al rechazar la afirmación de García, de que en cinco años
de Gobierno es inevitable que haya muertes sobre todo si los caídos
están fuera de la ley.
Se refirió así a los sucesos de Bagua, en el norte de la Amazonía
peruana, donde la represión policial contra indígenas que bloqueaban
una carretera terminó con 23 agentes y 10 civiles muertos y un
uniformado desaparecido.
Humala agregó que son injustificables las muertes de quienes
protestaban por una reivindicación totalmente justa y atendible (el
derecho a ser consultados sobre concesiones mineras y petroleras en
sus territorios) y consideró inceptable que el Gobierno ordene
disparar contra la gente.
Señaló que el Gobierno ha ignorado las demandas de los indígenas
y campesinos, y ha preferido entenderse solo con los inversionistas
privados, lo que determina que haya más de 250 conflictos sociales
en el país.
Tras comprometerse a solucionar esos conflictos con el diálogo,
planteó la recuperación de la propiedad de los recursos naturales en
manos de transnacionales que no comparten sus beneficios con Perú.
Por su parte, el dirigente Pizango, que dirigió la vasta protesta
amazónica de 2009, calificó de falsa la afirmación de García de que
los hechos de Bagua se debieron a que los indígenas no acataron las
leyes.
Recordó que las investigaciones del caso estabecieron que la
Policía actuó armada con fusiles automáticos, arma de combate, lo
que desató la matanza.