CIENFUEGOS.— Las milicias fueron la respuesta de todo un pueblo
para defender a su Revolución amenazada los primeros años del
triunfo. así apreció Luis Carlos Clemente Carralero (Oriente) el
surgimiento de este brazo armado ante el llamado hecho por el
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz aquel 26 de octubre de 1959,
desde los balcones del Palacio Presidencial.
"Enseguida me incorporé a las Milicias Nacionales Revolucionaria
(MNR), y la primera misión fue marchar a las lomas del Escambray a
custodiar equipos y otros medios usados en las obras que empezaban a
levantarse en la serranía".
A decir del veterano combatiente, allí mismo fue su bautismo de
fuego, pues comenzaban a hacerse sentir las primeras bandas de
alzados por esa abrupta geografía. De ahí que siente la satisfacción
de ser de los pioneros en la lucha contra bandidos, en la que
posteriormente llegaron a participar más de de 50 000 milicianos.
"A finales de diciembre de 1960 vuelvo a la Perla del Sur, pero
el Año Nuevo de 1961 me encuentra atrincherado en Girón. A poco
regreso a Cienfuegos, y otra vez para el lomerío. Por entonces la
cosa estaba más ardiente y fueron varias las operaciones entre
peines y cercos", rememora Oriente.
Tras una corta desmovilización lo llaman nuevamente a filas, esta
vez al frente de la compañía número dos del Batallón de milicias
339, de reciente creación en ese momento.
"Ya por esa fecha —precisa— había rumores de una posible agresión
por algún sitio del territorio nacional. Casi a la medianoche del
día 10 de abril, nos ordenan a mis hombres y a mí partir del
aeropuerto Jaime González hacia un lugar no precisado y que luego
resultó ser el batey del central Australia".
Después se desencadenaron los acontecimientos de manera
precipitada. "El encuentro con el enemigo se produjo cerca de la
costa. Se oyó decir que eran amigos nuestros y que venían a liberar
a Cuba del comunismo. Entonces les respondí con una ráfaga rasante
de mi ametralladora para iniciar el combate¼
Sin dudas esa fue la acción que más me ha marcado en la vida",
afirmó el miliciano.
"Particular significado tuvo para mí haber estado cerca del
Comandante en Jefe, en Buenaventura, cuando desde un tanque hizo los
disparos que en definitiva hundieron al buque Houston", recuerda con
un brillo de orgullo reflejado en las pupilas.
Más tarde, tanto para Clemente Carralero como para las MNR
vendrían otros momentos de extraordinaria significación histórica y
de muchas tensiones: la Crisis de Octubre, el enfrentamiento a la
contrarrevolución interna en campos y ciudades, la inmensa cantidad
de horas robadas al sueño para resguardar fábricas, escuelas,
centros comerciales y cuanto objetivo fue necesario defender de
sabotajes y otros desmanes del enemigo.