Oriente, el miliciano del “339”

Armando Sáez Chávez

Foto: Modesto Gutiérrez (AIN)CIENFUEGOS.— Las milicias fueron la respuesta de todo un pueblo para defender a su Revolución amenazada los primeros años del triunfo. así apreció Luis Carlos Clemente Carralero (Oriente) el surgimiento de este brazo armado ante el llamado hecho por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz aquel 26 de octubre de 1959, desde los balcones del Palacio Presidencial.

"Enseguida me incorporé a las Milicias Nacionales Revolucionaria (MNR), y la primera misión fue marchar a las lomas del Escambray a custodiar equipos y otros medios usados en las obras que empezaban a levantarse en la serranía".

A decir del veterano combatiente, allí mismo fue su bautismo de fuego, pues comenzaban a hacerse sentir las primeras bandas de alzados por esa abrupta geografía. De ahí que siente la satisfacción de ser de los pioneros en la lucha contra bandidos, en la que posteriormente llegaron a participar más de de 50 000 milicianos.

"A finales de diciembre de 1960 vuelvo a la Perla del Sur, pero el Año Nuevo de 1961 me encuentra atrincherado en Girón. A poco regreso a Cienfuegos, y otra vez para el lomerío. Por entonces la cosa estaba más ardiente y fueron varias las operaciones entre peines y cercos", rememora Oriente.

Tras una corta desmovilización lo llaman nuevamente a filas, esta vez al frente de la compañía número dos del Batallón de milicias 339, de reciente creación en ese momento.

"Ya por esa fecha —precisa— había rumores de una posible agresión por algún sitio del territorio nacional. Casi a la medianoche del día 10 de abril, nos ordenan a mis hombres y a mí partir del aeropuerto Jaime González hacia un lugar no precisado y que luego resultó ser el batey del central Australia".

Después se desencadenaron los acontecimientos de manera precipitada. "El encuentro con el enemigo se produjo cerca de la costa. Se oyó decir que eran amigos nuestros y que venían a liberar a Cuba del comunismo. Entonces les respondí con una ráfaga rasante de mi ametralladora para iniciar el combate¼ Sin dudas esa fue la acción que más me ha marcado en la vida", afirmó el miliciano.

"Particular significado tuvo para mí haber estado cerca del Comandante en Jefe, en Buenaventura, cuando desde un tanque hizo los disparos que en definitiva hundieron al buque Houston", recuerda con un brillo de orgullo reflejado en las pupilas.

Más tarde, tanto para Clemente Carralero como para las MNR vendrían otros momentos de extraordinaria significación histórica y de muchas tensiones: la Crisis de Octubre, el enfrentamiento a la contrarrevolución interna en campos y ciudades, la inmensa cantidad de horas robadas al sueño para resguardar fábricas, escuelas, centros comerciales y cuanto objetivo fue necesario defender de sabotajes y otros desmanes del enemigo.

 

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