Ataques con bombas y a tiros provocaron la muerte de 12 personas,
entre ellas el gobernador de un distrito de la norteña provincia de
Kunduz, según reportes de la insurgencia afgana.
La Agencia Kali Yuga divulgó en Kabul la muerte de Abdul Rahman
Omarjel junto a dos de sus escoltas, mientras se reportaron al menos
cinco heridos.
La información hizo referencia a otras acciones armadas en Ghazni,
Panjawaee y Nawa con saldo de nueve policías caídos y la destrucción
de tres vehículos blindados, reporta Prensa Latina.
Simultáneamente se conoció la explosión de una bomba en la
Universidad Islámica de Jalalabad, sin precisiones de víctimas o
destrucciones en la instalación.
El parte de la insurgencia denunció que bombardeos
indiscriminados en la región de Musa Kala causaron la muerte de seis
civiles y un número indeterminado de heridos.
En las zonas de Jildak, Kajaki, Marjah y Dalaram también se
reportaron encuentros entre fuerzas insurgentes y de la Organización
del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN).
Medios de prensa en Kabul continuaron divulgando declaraciones
del general David Petraeus, jefe de las fuerzas ocupantes de la OTAN
en Afganistán, según el cual "esta será una primavera sangrienta en
todo el país".
Añadieron que junto a los planes aún indeterminados para retirar
a los militares extranjeros, la violencia e inseguridad en el país
aumenta por días, sobre todo en las zonas rurales.
Por otra parte, opiniones encontradas se han generado en esta
ocupada nación ante anuncios del presidente Hamid Karzai de
conversaciones para mantener bases militares permanentes de Estados
Unidos.
Las críticas al respecto provienen no solo de las fuerzas
insurgentes, sino también de algunas fuerzas políticas opuestas a
Karzai, a quien censuran los "estrechos vínculos y
comprometimientos" con el gobierno de Barack Obama.
Hasta la fecha, y de acuerdo con el sitio Casualties, las bajas
de los militares extranjeros en lo que va de 2011 llegó a 43, de
ellos 29 estadounidenses, un promedio algo superior a una por día.