El gobierno puertorriqueño, que ha concentrado sus esfuerzos
policiales en la represión de los estudiantes de la universidad
pública, se muestra hoy incapaz de frenar los crímenes en el país,
que en este primer mes ascendieron a 110.
Sectores sociales y analistas políticos han advertido la
incapacidad del jefe de la policía, José Figueroa Sancha, para
articular un plan de contención de la espiral de asesinatos en una
población de 3,8 millones de habitantes, reporta Prensa Latina.
Figueroa Sancha, un agente jubilado del Buró Federal de
Investigaciones (FBI), atribuyó a la falta de valores y tolerancia
el ascenso en los crímenes en Puerto Rico, que desde 1994 no
alcanzaban una cifra tan elevada, cuando se produjeron 104
asesinatos.
Como ahora, en esa época gobernaba el Partido Nuevo Progresista
(PNP), que aboga por la anexión total de Puerto Rico a Estados
Unidos, que mantiene su dominio colonial desde 1898.
Hay una guerra entre familiares, entre nosotros mismos, donde los
valores no valen nada, dijo Figueroa Sancha, que alegó que el 50 por
ciento de los asesinatos no tiene nada que ver con la incidencia
criminal, sino con la falta de valores y de tolerancia.
El ex gobernante puertorriqueño Aníbal Acevedo Vilá, del opositor
Partido Popular Democrático (PPD), solicitó hoy la renuncia del jefe
policial ante su incapacidad para contener el crimen en el país.
Criticó que se utilicen los recursos de la policía para mantener
ocupado el campus de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR),
donde prevalece un ambiente de represión contra los estudiantes que
se oponen a una cuota especial de 800 dólares.
Precisamente, diversos sectores mantienen hoy su reclamo para que
se investiguen las técnicas de tortura empleadas por los policías
contra los universitarios que son arrestados en acciones de
desobediencia civil contra del exorbitante incremento del costo de
los estudios de la universidad del estado.
Igualmente, el Colegio de Abogados de Puerto Rico advirtió acerca
de la agresión a que son sometidas las estudiantes universitarias,
manoseadas vulgarmente por los agentes de la policía luego de estar
arrestadas y esposadas.