El primer tributo, el más digno

Leticia Martínez Hernández, enviada especial

PRETORIA, Sudáfrica.— Como siguiendo los pasos de Martí en aquella noche venezolana cuando sin quitarse el polvo del camino fue a doblar rodilla frente a la estatua de Bolívar, así los jóvenes cubanos rindieron honores a los combatientes muertos en tierras de África, en lo que devino la primera actividad oficial de la delegación de la mayor de las Antillas al XVII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. No podía ser de otra manera. No era posible dar un paso más en Pretoria sin antes reverenciar a tantos héroes.

Foto: Roberto RuizFue en el Freedom Park (Parque de la Libertad), especie de santuario que rotuló en sus paredes los nombres de 75 000 combatientes de las guerras africanas, entre ellos los 2 061 cubanos que perdieron sus vidas cuando decidieron vivir del lado del deber. El día había amanecido triste, frío, borrascoso, a pesar de las altas temperaturas de la víspera, como presintiendo que las horas por venir serían de una tristeza sosegada, digna, de años... Hasta allí subimos todos, rompiendo con nuestros pasos el silencio sepulcral, dando alegrías al sitio porque como clama el poema de Fayad Jamís que alguien recordó allí, "por esta libertad tan bella como la vida habrá que darlo todo". Y si entonces este suelo es libre, las penas son remediables.

Es que rendir tributo a nuestros mártires es el más alto honor, comentara luego Liudmila Álamo, primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas, aunque como ella misma confesara, las palabras no logran atrapar la emoción que despierta un sitio como el Freedom Park, donde laten el corazón de Cuba, las enseñanzas de Fidel... Recordó Álamo que estos buenos hombres dejaron sus vidas en África sin pedir nada a cambio, dando todo de sí.

Allí estaban, para corroborar tamaña entrega, los combatientes invitados a la cita juvenil, quienes buscaron con sus dedos entre las piedras de la muralla los nombres de muchos de sus compañeros de lucha como volviéndolos a abrazar, como haciéndoles saber que siguen juntos a pesar de los años, de la vida truncada, del destino indescifrable. También algunos de los muchachos hallaron en la pared el aliento de algún familiar, de algún vecino, de algún cubano querido de cerca. Es que las guerras de África entraron en las casas de Cuba por siempre. Y este pueblo, el de Nelson Mandela, bien sabe agradecerlo, no solo por lo hecho hasta ahora, sino porque como dijera Jorge Risquet, miembro del Comité Central del Partido, a los pueblos de África nunca les faltará la mano de Cuba.

Y hasta el muro de los nombres llegaron las flores. Esta vez de manos de Natasha Díaz, la hija de Raúl Díaz Argüelles, primer jefe de la misión militar cubana en Angola. Esta mujer, orgullosa de su padre, pero dolida a pesar del tiempo, nos confió que aquel hombre audaz era su ídolo en casa. "Ayer se cumplieron 35 años de la muerte, pero es como si me hubieran dado la noticia ahora". Sin embargo, este domingo Natasha podía sentirse feliz: los jóvenes de su Patria estaban en el Freedom Park.

Cantarle a Cuba querida la tierra de nuestros amores, fue el momento más sentido de la mañana, cuando David Blanco y Yasek Manzano estremecieron los corazones, apretados desde antes, con el Punto Cubano, ese que se siente más nuestro cuando más lejos de la Isla estamos. Entonces este domingo, a pesar de la pertinaz lluvia, fue luminoso para los jóvenes que están de Festival.

 

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