Últimamente
al presidente Barack Obama las cosas no le van muy bien. Como si no
le faltaran problemas entre la guerra en el Oriente Medio, las
pugnas entre los demócratas y republicanos y los escándalos de
Wikileaks, la última mala noticia es la encuesta realizada por la
empresa Gallup, en la que el porcentaje de aprobación de la
presidencia de George W. Bush supera a la del actual mandatario.
Aunque la diferencia no es abismal —un punto solamente—, los
resultados suscitan, al menos, una interrogante:
¿Cómo es que el anterior presidente de EE.UU. logró una
recuperación de su imagen pública?
Los datos anuncian que la aceptación ciudadana con respecto a
Bush se elevó nada menos que 22 puntos desde noviembre del 2008,
cuando solo un 25% aprobaba su gestión en las elecciones
presidenciales.
El ex mandatario puede haber logrado revertir su pésima imagen
pública moviendo los resortes de la manipulación mediática, con la
reciente publicación de su libro de memorias, Decision Points,
y la ceremonia de colocación de la primera piedra de su biblioteca
presidencial.
Pero sin lugar a dudas, un punto esencial es la evidente caída en
desgracia de Obama. Luego de dos años de gobierno, aún no ha
conseguido llevar a buen puerto la mayoría de sus promesas: en Iraq
permanecen 50 000 soldados norteamericanos; de la Reforma Sanitaria
solo queda una tímida parte de lo que inicialmente se había
propuesto; 12 millones de inmigrantes aún esperan una reforma
migratoria que haga valer sus derechos como ciudadanos; la cárcel de
la ilegal base naval de Guantánamo continúa abierta... Así podría
mencionarse una larga lista de metas por cumplir.
Por si faltara más, un freno importante es el reciente triunfo
republicano en las elecciones legislativas, que pone en alerta
compromisos contraídos o por realizar.
Si nos guiamos por el refranero popular: "una golondrina no hace
verano" —en este caso es un punto porcentual—, Bush no debe cantar
victorias porque nunca las tuvo, y Obama está en tiempo para buscar
al menos una esperanza para quienes votaron por él o aceptaron sus
promesas.