La ceba de conejos con la mezcla de tres forrajes locales, rindió
buenos resultados luego de un estudio realizado por especialistas de
la provincia cubana de Las Tunas, a unos 670 kilómetros al este de
La Habana.
Juan Ventura, quien dirige el Fórum de Ciencia y Técnica en el
territorio, dio a conocer a la AIN que esta investigación fue
seleccionada en la provincia entre los aportes relevantes durante la
última etapa de ese movimiento integrador de innovadores y
racionalizadotes, reporta la AIN.
Esta experiencia científica tuvo como autores a Abel Chávez
Suárez, profesor de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la
Universidad de Las Tunas y el ingeniero Carlos Sardiña Benítez.
La ponencia de estos especialistas precisa que en el estudio se
utilizaron cuatro mezclas en diferentes proporciones de los follajes
de boniato, terano y oro azul, plantas cuyos nombres científicos
respectivos son Ipomea batata, Teramnus labialis y Phyla nodiflora.
Añade el resumen de la investigacion que las cuatro combinaciones
de alimentos naturales se suministraron durante 73 días a igual
cantidad de grupos de 20 conejos, y luego se analizaron los
incrementos logrados en el peso de los animales en cada caso.
Las cuatro mezclas fueron efectivas para elevar la masa corporal
de los conejos, pero el mayor aumento se alcanzó mediante la
combinación en la que predominaba el terano (60 por ciento), y la
parte restante (40 por ciento) compuesta por los tres follajes
unidos en iguales cantidades.
El ingeniero Aurelio Quiñones, vicepresidente de la Asociación
Cubana de Producción Animal (ACPA) en Las Tunas y reconocido
estudioso de la especie cunícola, dijo a la AIN que esta experiencia
resulta sostenible y contribuye a ahorrar importaciones de piensos
industriales.
Tanto el Programa Nacional de Agricultura Urbana, consolidado ya
en Cuba, como el de Agricultura Suburbana que ahora comienza a
cobrar fuerzas, impulsan entre sus objetivos la crianza de conejos,
animales muy prolíficos, pues una hembra puede tener entre cinco y
ocho partos por año y generar de cinco a ocho crías en cada ocasión.