El
uso de las armas nucleares en una nueva guerra implicaría el fin de
la humanidad. Así lo previó el científico Albert Einstein, quien fue
capaz de medir su capacidad destructiva de generar millones de
grados de calor que todo lo volatiliza en un amplio radio de acción.
El genial investigador fue impulsor del desarrollo de esta arma
antes de que el régimen genocida nazi dispusiera de ella.
Cualquier gobierno del mundo está obligado a respetar el derecho
a la vida de cualquier nación y del conjunto de todos los pueblos
del planeta.
Hoy existe un riesgo inminente de guerra con empleo de ese tipo
de armas y no albergo la menor duda de que un ataque de Estados
Unidos e Israel contra la República Islámica de Irán, se tornaría,
inevitablemente, en un conflicto nuclear global.
Los pueblos están en el deber de exigir a los líderes políticos
su derecho a vivir. Cuando la vida de su especie, de su pueblo y de
sus seres más queridos corren semejante riesgo, nadie puede darse el
lujo de ser indiferente, ni se puede perder un minuto en exigir el
respeto a ese derecho; mañana sería demasiado tarde.
El propio Albert Einstein afirmó textualmente: "No sé qué armas
se utilizarán en la Tercera Guerra Mundial, pero en la Cuarta Guerra
Mundial usarán palos y piedras". Sabemos lo que quiso expresar, y
tenía toda la razón, sólo que no existirían ya quienes manejen los
palos y las piedras.
Habría daños colaterales, como afirman siempre los líderes
políticos y militares norteamericanos, para justificar la muerte de
personas inocentes.
En una guerra nuclear el daño colateral sería la vida de la
humanidad.
¡Tengamos el valor de proclamar que todas las armas nucleares o
convencionales, todo lo que sirva para hacer guerra, deben
desaparecer!
Fidel Castro Ruz
Octubre 15 de 2010