Poco
más de 1 000 hombres, con el Lugarteniente General Antonio Maceo al
frente, habían partido de los históricos Mangos de Baraguá, en el
oriente de Cuba, el 22 de octubre de 1895 y, tras recorrer más de 2
000 kilómetros de un país fortificado y en poder del enemigo en solo
92 días, la columna invasora llegó a Mantua, en el extremo
occidental del archipiélago.
El paso de la invasión por todas las provincias provocó numerosos
alzamientos populares, la incorporación masiva de combatientes al
Ejército Libertador y produjo un verdadero desastre a la metrópolis.
La invasión contribuyó a fortalecer la conciencia patriótica del
pueblo cubano y a consolidar sus sentimientos de solidaridad. El
prestigio del Ejército Libertador, de los jefes y de la Revolución
independentista, creció enormemente en el mundo.
Al decir de Máximo Gómez, principal protagonista de esta gesta,
junto con Antonio Maceo, la Invasión a Occidente fue "el gran
movimiento militar que aseguraba para más tarde el triunfo final de
la Revolución. Después, lo demás era cuestión de tiempo".