El presidente estadounidense,
Barack Obama, apreció la pérdida de esperanza de los electores que
lo llevaron a la Casa Blanca en 2008, en una gira por varios estados
del país.
Obama aprovechó la ocasión para atacar al Partido Republicano en
su cruzada proselitista con rumbo a los comicios legislativos de
noviembre.
A pocas semanas de un veredicto en las urnas sobre si los
demócratas mantienen o pierden el control del Congreso, el
mandatario constató el malestar y la angustia de los votantes porque
la economía del país no retoma el carril de la recuperación.
Durante su recorrido de dos jornadas por Nuevo México, Wisconsin,
Iowa y Virginia, la crisis económica heredada del gobierno
republicano de George W. Bush primó como la preocupación de la
mayoría de las personas que le hablaron.
Como en Des Moines, Iowa, donde una mujer le habló de su hijo y
de sus amigos recién titulados en la universidad, el tema fue
recurrente. Ellos están perdiendo la esperanza, que es el mensaje
que usted les inspiró durante su campaña presidencial, le espetó la
fémina.
Allí como en otra parte de la gira, Obama acusó a la oposición de
ser deshonestos y de ofrecer salidas que desde 2001 hasta 2009
llevaron al país a la situación actual.
Son realmente las mismas políticas que en esos años hicieron caso
omiso a los problemas difíciles y no hablaron honestamente al
público estadounidense sobre lo que tenemos que hacer para regresar
a este país a la buena senda a largo plazo, subrayó.
La gira de Obama, concluida la víspera, pudiera servir como un
termómetro para que su partido fije el rumbo de la campaña, que en
su recta final aumentará en virulencia y retomará experiencias de
ataques entre los aspirantes a mantenerse o entrar al Capitolio.
En su parada en Albuquerque, Nuevo México, el presidente abordó
el tema de la reforma educativa y el apoyo brindado a los jóvenes,
lo que, opinó, será revertido si la oposición logra la mayoría en el
Capitolio.
Este mensaje, consideran analistas, no tuvo una gran acogida en
los votantes quienes ahora están enfocados en los efectos de la
recesión en sus bolsillos, algo que determinó el voto en la mayoría
de las elecciones estadounidenses.
El periplo coincidió con la publicación de una larga entrevista
del mandatario con la revista Rolling Stone, en la cual criticó con
duros términos a sus partidarios que, dijo, alimentan una peligrosa
apatía en el activismo de la base partidista.
Obama, según lo declarado a la revista, espera que las huestes
demócratas se sacudan del letargo y luchen mejor esta elección que
amenaza servir de marco a un resurgimiento de los republicanos.
En esencia, la economía ratificó su fuerza como tema electoral
sin restar importancia a temas como la educación, la salud y los
problemas migratorios, algunos enfrentados por los demócratas y
otros que permanecen como asignaturas pendientes de este gobierno y
son boicoteados por los republicanos.