El
paso por esta capital de una delegación cubana encabezada por el
viceministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Oscar
Pérez-Oliva Fraga, deja hoy una puerta abierta a la colaboración en
un amplio espectro de rubros comerciales.
Un intenso programa de cinco días revisó prácticamente todas las
direcciones de una cooperación bilateral que todo indica se
acelerará después de la visita en las esferas agrícola, del
transporte, licorera, biotecnológica, láctea, científico-técnica y
comercial en general.
Como afirmó en una entrevista para Prensa Latina el ministro
belaruso del Exterior, Serguei Martinov, se trata de elevar las
relaciones comerciales al mismo alto nivel en que se encuentran los
nexos políticos entre ambos países.
A juzgar por el programa de los encuentros, donde apenas hubo
espacio para discursos protocolares, se puede decir que se abordaron
planes o perspectivas en asuntos concretos, en los cuales pueden
cooperar ambas naciones.
De esa forma, tras un recorrido por el complejo licorero Cristal,
el mayor fabricante de bebidas en Belarús, se alcanzaron arreglos de
cooperación para la comercialización conjunta aquí de ron cubano.
Algo similar ocurrió con la empresa Belmedpreparati, que avanzó
en los acuerdos para producir en este país medicamentos cubanos
mediante la empresa de la isla CIMAB.
De igual forma se abordaron asuntos relacionados con la
cooperación en la esfera de la producción de leche en polvo tras un
amplio recorrido de la delegación cubana por una fábrica láctea y un
complejo de elaboración de quesos y otros productos similares.
Además, Belarús mostró con orgullo su complejo de fabricación de
camiones y ómnibus MAZ, el cual suministró 100 vehículos para el
transporte público en Cuba, y se esbozó allí una propuesta de crear
un almacén conjunto de consignación.
Por otro lado, la delegación cubana visitó la fábrica de
tractores MTZ que se comercializan con la marca Belarús, símbolo de
que esos equipos constituyen el orgullo fabril de esta república ex
soviética. Más de 60 tipos de tractores, desde nueve caballos de
fuerza hasta más de 340 se producen en la MTZ, ahora dotados de lo
más moderno en tecnología y comodidades para los operadores.
La delegación de la isla pudo, además, apreciar el desarrollo
agrícola, la instalación de modernos centros industriales para
procesar el maíz, producir almidón y otros derivados de la papa o
frigoríficos para conservar esos productos.
Belarús, que carece de petróleo o gas, promueve la creación de
termoeléctricas a base de residuos del procesamiento del maíz o de
los aserraderos, ligados con turba, es decir, se aplica una
tecnología de ciclo cerrado, en la cual prácticamente no existen
desechos.
Asimismo, las autoridades belarusas mostraron una de las 550
ciudades rurales desarrolladas por el gobierno del presidente
Alexander Lukashenko, en un plan dirigido a reducir al máximo la
diferencia entre el campo y las grandes urbes.
Belarús, con una baja densidad de población (cerca de 10 millones
de habitantes en 207 mil 600 kilómetros cuadrados) crea centros
rurales, dotados de nuevas escuelas, policlínicos, círculos
infantiles bibliotecad, casad de la cultura, centros deportivos y
comercios.
La delegación cubana ofreció, a su vez, un detallado informe de
las perspectivas de su economía durante un foro de negocios, en el
que participó cerca de un centenar de empresarios, los cuales
debatieron luego, al nivel bilateral, asuntos de interés común.
Pérez-Oliva se reunió con viceministros belarusos de Relaciones
Exteriores, Industria y Agricultura, así como con el ayudante
especial del mandatario belaruso, Viktor Sheiman, entre otros
funcionarios.
Cinco días intensos mostraron una Belarús que se preocupa por su
pueblo, sin rehuir la historia soviética, sin renunciar a planes
sociales para sus trabajadores y con la mira puesta en la
modernización del país, siempre con una puerta abierta para Cuba.