Familiares de jóvenes víctimas del sabotaje a la nave aérea de
Cuba frente a las costas de Barbados en 1976, alzan hoy sus voces,
indignados, tras conocer las nuevas revelaciones sobre continuidad
de acciones terroristas contra la Isla.
Una de las sufridas familias es la de la guantanamera Libertad
Infante García, hermana de Ramón Infante García, quien conserva los
recortes de prensa de la época que narran el monstruoso atentado que
la enlutó por siempre.
Comentó a la AIN que estos archivos los compiló su madre Haydée
García, fallecida en 2009 a los 94 años, quien hasta su muerte lloró
la pérdida de su hijo, uno de los integrantes del equipo juvenil
nacional de esgrima que retornaba victorioso de los Juegos
Centroamericanos y del Caribe.
Hoy, a sus 63 años, Libertad sostiene el reclamo de justicia
contra Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, autores intelectuales
del crimen, quienes se pasean libremente por las calles de Miami.
Reclamó que la justicia se aplique a Posada Carriles, el mismo
asesino que tramó el desarticulado atentado al Comandante en Jefe
Fidel Castro durante la X Cumbre Iberoamericana, celebrada en
Panamá, en noviembre del 2000.
Juana González, madre de Juan Duany González, otro joven
esgrimista víctima del acto terrorista, confiesa también su
indignación, ya que el Gobierno que da cabida a esos sujetos que
segaron la vida de su pequeño de 18 años, condena injustamente a
cinco cubanos luchadores contra el terrorismo.
La misión de estos patriotas era únicamente monitorear a grupos
de la extrema derecha anticubana para prevenir de acciones violentas
que, con la anuencia de sucesivas administraciones norteamericanas y
durante cinco décadas, causaron miles de muertos y heridos al pueblo
de Cuba.
Por ello Libertad y Juana afirman que participan en los actos de
denuncia a impunidades como estas, que alientan el incremento
vertiginoso de ataques terroristas en todo planeta, incluidas
amenazas de guerras nucleares que podrían hacer desaparecer la raza
humana.