A 15 años de instalado el primer
sistema fotovoltaico en Cuba, el aprovechamiento de la energía solar
continúa siendo una de las principales estrategias del país para
beneficio de la población, el medio ambiente y el ahorro económico.
El Centro de Investigaciones de Energía Solar (CIES) ubicado en
Santiago de Cuba, es la institución rectora en el estudio de la
radiación solar y a la vez encargada de coordinar la difusión de las
tecnologías para su aprovechamiento en toda la geografía nacional.
Rubén Ramos, director de la entidad, expresó a la AIN que la
tecnología se concibió con el fin de llevar el fluido eléctrico
hasta las comunidades montañosas, de difícil acceso para el Sistema
Electroenergético Nacional, y comenzó por el poblado serrano El
Mulato, en el oriente de Cuba.
Desde entonces, decenas de instalaciones fueron ejecutadas por el
CIES subrayó Ramos- y como resultado los sistemas fotovoltaicos se
convirtieron en la opción más importante para la electrificación de
los objetivos económicos y sociales aislados.
Antes del triunfo de la Revolución, el esquema energético
nacional era el típico de un país capitalista subdesarrollado, donde
la electricidad llegaba apenas al 56 por ciento de la población y
era desconocida en la gran mayoría de los campos de Cuba.
En el alegato de defensa de Fidel Castro en 1953, conocido como
La historia me absolverá, el Comandante en Jefe reconoce la
situación cubana cuando señala que dos millones 800 mil personas de
la población rural y suburbana carecían de luz eléctrica.
Actualmente, todas las escuelas rurales del país cuentan con este
servicio por poner un ejemplo- con su consecuente impacto social al
posibilitar a toda la nación los nuevos programas educativos basados
en la utilización de medios audiovisuales e informáticos, enfatizó
Rubén Ramos.
Según refirió el investigador, a partir del año 1997 en ese
centro, que cumple el ciclo de investigación-producción, se dio un
nuevo paso de avance con la instalación de las dos primeras
centrales fotovoltaicas en el país para la atención de más de 200
habitantes de los asentamientos rurales de Santa María del Loreto y
El Triunfo, en Santiago de Cuba.
Un servicio eléctrico de alta calidad, ininterrumpido y estable,
es uno de los grandes impactos logrados en el nivel de vida de los
ciudadanos y en la economía nacional, reflejado en un ahorro
superior a las 262 toneladas de petróleo y otros lubricantes y en la
garantía de la iluminación pública y doméstica.
Todo ello ha permitido ganar en experiencia y crear una
infraestructura técnica para avanzar en el campo de las
investigaciones y aplicaciones, en apoyo al llamado de Cuba a
utilizar las fuentes renovables de energía como garantía de
independencia y sostenibilidad, concluyó Ramos.