Florecerán de nuevo los cítricos de Ceiba

Juan Varela Pérez

Los trabajadores de la Empresa de Cítricos Ceiba, en Caimito, La Habana, acaban de iniciar lo que ellos califican como una nueva etapa en su historia productiva. Hoy se enfrascan en el renacer de sus plantaciones destruidas hace un tiempo por el temible Huanglongbing (Dragón Amarillo), enfermedad que aniquiló 40 años de trabajo y de recursos invertidos.

Foto: Jorge Luís GonzálezLas plantas que se siembren deben tener la debida certificación.

Por eso hubo alegría en todas las fincas y unidades cuando en los días finales de agosto comenzó la siembra de las primeras 30 hectáreas, plan que seguirá hasta devolverle a la entidad el esplendor de ciclos anteriores bajo el cuidado de especialistas cubanos que se han adiestrado en el manejo de las nuevas plantaciones.

Esta empresa debe cerrar el 2010 con 60 hectáreas, sumar otras 300 en el 2011 y alcanzar las 3000 en el 2015. La experiencia y los conocimientos adquiridos por dirigentes y trabajadores sobre la devastadora enfermedad, los pone en mejores condiciones para enfrentar esta bacteria oriunda del continente asiático, que ataca progresivamente las plantas.

La estrategia, explica el ingeniero Oscar Mesa Cruz, director de la empresa, es realizar las nuevas siembras en bloques lo más distante posible del macizo enfermo.

Una vez infectado, el cítrico no tiene cura, ni variedad, ni patrón resistente. Por eso en Ceiba aplican lo orientado para las áreas en fomento: tras la demolición de las plantas enfermas los suelos estuvieron un año de reposo, recibieron la preparación adecuada y las posturas proceden de viveros de alta tecnología.

Las tierras fueron ocupadas por cultivos temporales que mediante el movimiento, el sol y la humedad, contribuyen a liberar a los cítricos de hongos y de las plantas hospedantes.

Apuntó el Director que seleccionar las semillas y yemas y crear la postura antes de ser llevada al campo, exige un proceso muy riguroso, que certifica y avala el Instituto Nacional del Cítrico.

Este trámite es inviolable, al determinar en pruebas y comprobaciones que la semilla se encuentra sana y apta para un desarrollo productivo de calidad.

Por ser el cítrico un cultivo que necesita entre tres y cinco años para comenzar su explotación, lo ideal es intercalarle frutales de producción rápida, capaces de contribuir en corto tiempo a financiar la inversión. Con la tecnología empleada, el riego y la fertilización, lo que ahora se planta debe obtener en los primeros años un rendimiento cercano a las 15 toneladas por hectárea.

Los estudiosos del tema han demostrado en muchos países, entre ellos Estados Unidos y Brasil, atacados igualmente por el Huanglongbing, que la guayaba actúa como repelente ante el vector transmisor de la enfermedad. Por eso, en la empresa de Ceiba la guayaba es la mayor acompañante del cítrico, aunque no será el único frutal que alterne.

Junto a las demandas del mercado interno, Ceiba debe suministrar cítricos para fines industriales y otros destinos. De nuevo la naranja, con el 70% del área, será la predominante y el resto se lo distribuyen a partes iguales la toronja y el limón.

Jorge Márquez, administrador de la UBPC 24 de Febrero, ratifica que para él y sus compañeros el día más feliz será cuando vean florecer de nuevo los campos de cítricos de Ceiba. Explicó que ellos están en capacidad de sembrar diariamente dos o tres hectáreas, en campos como el de toronja que llevan 357 posturas.

En las fincas que la integran rige la autodisciplina, y mientras haya cosas por hacer nadie abandona el campo. Las misiones individuales están claras y no es necesario que los jefes pierdan tiempo en comprobar si las orientaciones se cumplen.

Los "finqueros" cuidan sus propias cosechas, velan por la calidad y porque los aseguramientos lleguen a tiempo para aprovechar al máximo la jornada. En este caso tierra preparada, y posturas suficientes para cumplir el plan diario, son responsabilidades que asume el jefe.

Como en el resto de las unidades de la empresa cuando en el 2005 vino la decadencia del cítrico los salvó la diversificación que, incluso, mantendrán aunque este vuelva a ocupar un lugar prominente. Hoy disponen de más de 150 hectáreas de aguacate, guayaba, mango, fruta bomba, mamey y otros frutales, lo cual estimula al "finquero", que recibe ingresos por el nivel de comercialización de las ventas. Esto garantiza la estabilidad del personal y enfrenta los gastos de la UBPC en la reposición del cítrico, que demanda no menos de 10 000 pesos por hectárea.

 

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