Matanzas.—
En la pequeña comunidad de Güira de Macurijes, pueblo de bailadores,
se rindió tributo al ilustre tresero Arsenio Rodríguez, conocido
como El Ciego Maravilloso.
Exposiciones, conversatorios y eventos deportivos, sin descartar
la presentación de agrupaciones musicales y canturías campesinas, se
organizan en el occidental terruño para homenajear al fecundo
compositor, a quien se le estiman alrededor de 200 canciones.
Hijo de una familia descendiente de esclavos congoleses, Arsenio
nació el 30 de agosto de 1911, y a la temprana edad de siete años
quedó ciego como consecuencia de la patada de un caballo, lamentable
accidente que no impidió sin embargo que llegara a dominar varios
instrumentos, entre ellos tambores afrocubanos, el bajo y el tres.
Notables compositores como Adalberto Álvarez y Chucho Valdés
consideran que sus creaciones incidieron en la música bailable
latina y de algún modo forjaron lo que luego sería conocido como
salsa.
Ambos músicos son de la opinión de que Arsenio realizó un aporte
significativo a la música cubana por el modo de interpretar el son.
Entre sus canciones más populares se encuentran Nacer y morir,
Fuego en el 23, A Belén le toca ahora, La Yuca de
Catalina, el bolero La vida es un sueño y Güira de
Macurijes, esta última no tan célebre pero entrañablemente amada
en el pequeño poblado donde cada año se le rinde honor.
En el año de su centenario bien que se merece un agasajo especial
este grande de la música cubana, que hizo gozar al barrio como
nadie.