Parte de los juegos, instalaciones y servicios fueron remozados y
la recreación se disfruta en un ambiente familiar y agradable, con
la naturaleza como telón de fondo. La tranquilidad es lo que
predomina en el Gran Parque, especialmente en el del Almendares,
abierto de martes a domingo, entre 10 de la mañana y 5 de la tarde.
Laureado en el verano del 2009 por la afluencia de visitantes
—los hay de todo el país— y las opiniones de estos, con mayoritaria
preferencia infantil, ofrece en la cafetería El Jagüey meriendas y
bebidas analcohólicas; comidas criollas y asados en la parrillada,
paseos en bote, en ponis y a caballo, demostraciones en el
anfiteatro (de viernes a domingo), alquiler de implementos para
juegos y algo especial: los interesados podrán conocer en recorridos
organizados por la dirección del Parque sobre la fauna, la flora y
la historia del río Almendares y del propio Parque que, al ser
fundado en 1961, devino una de las primeras obras de la Revolución.
Entre viernes y domingos, con previa reservación, podrán
alquilarse, a precios módicos, espacios para la celebración de
cumpleaños en las dos pérgolas que reviven una tradición original.
Este proyecto urbanístico, social y medioambiental que se
desarrolla a lo largo de los últimos 9,5 kilómetros del río
Almendares, ofrece hoy a miles de visitantes, gracias al programa de
rescate que ejecutan sus colectivos, una imagen diferente a la de
pasados años.
Otro de los lugares cada día más frecuentados por la juventud y
los amantes de la naturaleza es el parque forestal —patrimonio del
Gran Parque Metropolitano desde 1994— ubicado en la ciclovia y
Avenida 26, cercano al complejo de pelota vasca en el municipio del
Cerro.
En los Jardines de la Tropical —verdadera joya arquitectónica por
el estilo de sus obras y la historia que atesora, y lamentable
víctima de los depredadores—, la recuperación y restauración se
tornan más lentas por el empeño de ser fieles a su diseño y
construcción originales. Sus trabajadores y dirigentes afirman que
en fecha no lejana volverá a ser el mágico lugar cautivador de
varias generaciones de cubanos.
Escenario en el cual actuaron afamados solistas y grupos
musicales nacionales con la lógica diferencia de épocas, ahora
ofrece conciertos de populares intérpretes, exposiciones, eventos,
actividades culturales estrechamente vinculadas a la comunidad,
talleres de cerámica y de pintura, peñas dedicadas a la rumba y
bailables de música tradicional.