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Que las divisas no se las lleve el viento
Joel Mayor Lorán
Joel@granma.cip.cu
Esteban Rodríguez armó recientemente uno de los rompecabezas más
importantes de su vida. Este viejo pailero lleva casi 50 años en
Industria Mecánica Caribe (IMECA), una empresa situada en el
municipio habanero de Güira de Melena. Ha interpretado planos de los
más disímiles equipos, pero este resulta muy singular: es el primer
prototipo de molino de viento con un 85% de componentes fabricados
en Cuba.
En
el primer prototipo, la torre, el tanque y el bebedero son cubanos;
el que ahora prueban incluye la veleta, aspas, arcos, la bomba,
fundición de la caja y el engranaje de la máquina.
GIGANTES CRIOLLOS
Hace ya mucho tiempo de aquel día inicial; tenía apenas 17 años
de edad. Desde entonces, "Estebita" ha encarado todo tipo de
producciones con estructuras metal mecánicas: los buldóceres y
cargadores frontales a inicios de la Revolución, las concreteras
sobre camiones, tantas encomiendas que escapan a la memoria.
Sin embargo, destaca los molinos, porque con estos el país puede
continuar garantizando agua a la ganadería y, principalmente,
ahorrar combustible en circunstancias tan difíciles como las
actuales.
Molinos
con el 85% de componentes de fabricación nacional ahorrarán
combustible a la Agricultura y divisas al presupuesto estatal.
La Empresa Pecuaria Genética Los Naranjos fue elegida para probar
la eficacia del prototipo; allá está la obra del colectivo güireño e
industrias camagüeyanas y capitalinas, integradas con el objetivo de
sustituir importaciones. En dependencia de su funcionamiento y de la
capacidad financiera del Estado, el número de estos gigantes
emplazados en los campos pudiera multiplicarse: en la proyección
para el quinquenio, el Ministerio de la Agricultura (MINAG) espera
disponer de varios miles.
"IMECA fabricó 820 en el año 2008, 280 en el 2009 y en el último
trimestre del corriente habrá de emprender otros 350. Adquirirlos en
el exterior costaría 2 370 dólares; en cambio, al producirlos aquí
evitamos el desembolso de 280 por cada uno, pues el 13% de los
componentes (la torre, el tanque y el bebedero) son cubanos",
asegura Osvaldo Gómez, director en funciones de la instalación.
Máquinas limpiadoras
de playas, otro de los encargos a la fábrica ubicada en Güira de
Melena.
"El nuevo molino incluye la veleta, aspas, arcos y otras piezas
obtenidas por nosotros, así como la bomba, fundición de la caja y el
engranaje de la máquina, a cargo de los colegas de Camagüey y Ciudad
de La Habana. De tal modo, completamos el 85% de producción nacional
y elevamos apreciablemente la cuantía del ahorro."
REVIVE LA INDUSTRIA
"Nuestra fábrica está diseñada para grandes series, como las 3
000 carretas anuales de tiempos atrás. El ritmo que entrañan
semejantes trabajos conlleva al adiestramiento y especialización de
técnicos y obreros, lo cual contribuye con la productividad. Por eso
nos satisface el pedido de los molinos, porque son cientos y nos
permiten aliviar los gastos del Estado", afirma el ingeniero
mecánico Francisco Díaz.
Con
las encomiendas actuales no solo crece el aporte a la economía, sino
que se reactiva la industria.
Panchito, como le llaman sus compañeros, comenzó como dibujante
hace 52 años y transitó por diferentes funciones; ahora le
corresponde enseñar a los técnicos, fresadores, soldadores... con
que pretenden rejuvenecer el centro y enfrentar la sustitución de
importaciones.
Otra de las líneas enfiladas hacia tal propósito consiste en la
construcción de remolques desde cinco hasta 15 toneladas, tanto para
cargas estáticas como para voltearlas. Ya entregaron 50 destinados
al programa del arroz. Anteriormente, se compraban fuera del país.
"Pese a que las materias primas y varios componentes proceden de
allende los mares, Cuba deja de gastar aproximadamente 1 500 dólares
por cada uno. Para el año 2011 la demanda de este tipo de remolques
asciende a 250. No solo crece nuestro aporte a la economía, sino que
se reactiva la industria", sostiene el director de IMECA.
DISÍMILES RETOS
De sus talleres de corte y conformado, de ensamble y soldadura,
troquelería, maquinado y ensamble final, salen también máquinas
limpiadoras de playas, camas de camión de todo tipo, carretillas
barrenadoras para la industria de materiales de la construcción,
hormigoneras, palas cargadoras para tractores y estructuras
metálicas para techado de naves y otros usos.
De conjunto con varias empresas, incursionan, además, en la
fabricación de dos incineradores para poner a disposición de
hospitales capitalinos. Especialistas consultados opinan, incluso,
que entre el precio de adquisición en Europa y lo que cuesta uno
similar —incluso ajustado a las características propias— hay mucho
más que el Atlántico. Por tanto, les encargaron otro par.
Y los convenios del ALBA les abren un nuevo horizonte. De
momento, ya diseñaron algunos equipos agrícolas: una asperjadora de
arrastre, un surcador fertilizador y una cosechadora de papas, esta
última probada con éxito en el municipio, en la Cooperativa de
Producción Agropecuaria (CPA) Niceto Pérez.
Durante años han domesticado el metal. Con destreza y empeño, lo
han transformado en las máquinas y piezas que reclama la economía.
Ahora, encima, su quehacer contribuye a evitar gastos innecesarios,
pues pueden lograr un surtido de productos con mayor integración
nacional cada vez. Están orgullosos de emplear su pericia para
construir molinos con los cuales las divisas no se las lleve el
viento. |