Un
concierto de Interactivo es como una montaña rusa. Lleva a sus
seguidores a cuestas de un intenso viaje musical que se mueve bajo
los parámetros de lo imprevisible y pega justo ahí, donde su público
espera.
Un concierto de Interactivo le brinda al espectador la
posibilidad de vivirlo de la forma que quiera. Puede dejarse
arrastrar por las aguas de este huracán rítmico y bailar hasta el
cansancio; dedicarse a repasar las lecciones de virtuosismo de sus
músicos; quedar imantado por la proyección escénica de sus
vocalistas, o escuchar con detenimiento los puntos de vista sobre el
mundo real que se desliza sobre sus textos.
Hace años el grupo liderado por Robertico Carcassés viene dando
mucho de qué hablar en la música cubana contemporánea. Escuchándole
nuevamente en directo podemos (re) afirmar que su libertad creativa
sigue siendo una de sus principales armas cuando entran en acción.
Un concepto artístico que le permitió, una vez más, trasladar al
público hacia un terreno donde lucharon a brazo partido los ritmos
del funky, el rap, el jazz y de la música popular cubana, y dar
cátedra de lo que realmente significa la palabra fusión.
El ex integrante de Estado de Ánimo descifró sus cartas desde el
inicio del concierto en el cine 23 y 12. Llevó sus manos al teclado,
se colocó al mando de un grupo de músicos de primera línea que
establecieron una invalorable complicidad entre ellos y, también, le
puso cara al estilo de la banda, cuando llamó a Francis del Río, una
de sus figuras frontales.
Francis demostró que no se ha olvidado de ser Francis. Corrió de
un lado a otro del escenario, como si fuera una versión insular de
George Clinton, líder de Funkadelic, estableció una inquebrantable
química con el público, y exponenció su figura de showman con la
interpretación de varios temas que recogen la personalidad de la
agrupación: Chica cubana, Si tú supieras (Mara),
Que no pare el pare, ¿Quién dijo?, entre otros.
La soltura y el nivel de improvisación de los músicos encontraron
en el respaldo vocal de Melvis Santa otro de sus cauces naturales.
La ex Sexto Sentido, junto a su hermana, Brenda Navarrete,
compartieron escenario con el autor de Sentimiento, y se
reafirmó como una de las figuras de peso en el mestizaje sonoro de
la banda, cuyo performance afianzó su poder con la entrada de Haydée
Milanés.
La hábil combinación de las voces y el empuje de los
instrumentistas, convirtieron de golpe a la noche en una explosiva
celebración rítmica al mejor estilo Interactivo y lograron que los
espectadores alcanzaran el clímax en la recta final: como si
estuvieran en una montaña rusa.