Miles de personas, entre ellas sobrevivientes, familiares de las
víctimas y representaciones de 32 países, participaron de la
ceremonia anual en el Parque de la Paz de Nagasaki, segunda ciudad
mártir japonesa.
En un mensaje, el alcalde Tomihisa Taue demandó de las potencias
nucleares que trabajen por conseguir un mundo libre de armas
atómicas. Afirmó que lo primero que el Gobierno japonés debe hacer,
es promulgar los Tres Principios No Nucleares como ley, para
restaurar la confianza de su pueblo.
También, el Gobierno debe buscar la desnuclearización de Japón y
la península coreana, en un intento por crear una seguridad que no
dependa del paraguas nuclear de Estados Unidos, de acuerdo con la
agencia de noticias Kyodo, citada por PL.
En la fatídica mañana del 9 de agosto a las 11:02 (hora local) un
bombardero B-29 lanzó su carga mortífera, que estalló en el aire
encima de la ciudad. La bomba mató directamente a unas 73 800
personas e hirió a cerca de 75 000. En total, unas 126 630
fallecieron desde ese entonces por efectos de las radiaciones.
Para los pueblos de Hiroshima y Nagasaki persiste aún el horror
sobre el día que Estados Unidos pretendió chantajear al mundo.