A diario las agencias reportan el crecimiento del desempleo a la
par que se cumplen las exigencias del FMI con recortes a los planes
sociales.
También se ven imágenes de masivas protestas reprimidas por la
policía en países de la culta Europa. Los que se manifiestan piden
simplemente un empleo o que no se limite más la seguridad social.
Los que golpean o lanzan bombas lacrimógenas —de seguro también
afectados por los recortes—, cumplen órdenes de gobiernos, en
algunos casos de los mismos que están de acuerdo con la "original"
idea de gastar 1 240 millones de dólares en tres días de reuniones
del llamado Grupo de los 8, en su cita más reciente en Toronto,
Canadá.
Pero nada se dice sobre los recortes en los presupuestos de
guerra. Pareciera, incluso, que ni se pregunta por ellos. Su
carácter confidencial los exime de ser cuestionados.
El último informe del Instituto Internacional de Investigación
para la Paz, de Estocolmo, Suecia, describe la gran paradoja: un
mundo con más de 1 000 millones de hambrientos gasta 1,5 billones de
dólares al año en presupuestos militares. O lo que es igual: se
invierten 4 200 millones de dólares al día en armas... quizás para
matar a los que ya mueren por hambre o enfermedades curables.
¿Qué pudieran significar esos recursos —4 200 millones de dólares
diarios— si se emplearan en dar comida y salud a los humanos
hambrientos de este mundo?
Pero tal aberración se incrementa. El gasto militar mundial se ha
disparado a causa del predominio de Estados Unidos en esa erogación,
que con 661 000 millones de dólares, absorbe el 43% del total,
apunta el documento del citado Instituto.
En el propio informe se hace mención a Alemania, de la que dice
ha decidido disminuir sus militares en 40 000, lo que significaría
un recorte del 15,7% sobre sus efectivos actuales y un ahorro de
unos 4 000 millones de dólares.
Pero también hay informes de gobiernos europeos miembros de la
OTAN que hasta se comprometen a enviar más dinero y medios de
combate para Afganistán.
Europa tiene un total de 2,1 millones de soldados dentro de las
estructuras de la OTAN, una cantidad insostenible en países donde
crece el desempleo, se deprimen los programas sociales y la economía
no acaba de levantar cabeza.
Los especialistas señalan que si Europa redujera sus uniformados
en la OTAN de los 2,1 millones que tiene ahora a 500 000, que sería
lo aconsejable, se produciría un ahorro en el orden de los 200 000
millones de dólares anuales.
De ser así, quizás el Viejo Continente no tendría la actual
penuria económica y de empleo que agobia a sus países.
Pero no opina lo mismo el secretario general de la Alianza
Atlántica, Anders Fogh Rasmussen, quien ha exigido a los ministros
de Defensa de los países miembros gastar "lo suficiente", es decir,
"el máximo posible", al margen de la crisis y de los planes de
ajustes.
Robert Gates, el jefe del Pentágono norteamericano, no se queda
atrás y pide no solo mantener los altos niveles de aportes para los
presupuestos militares, sino —y coincidiendo con el vicepresidente
Joseph Biden—, aumentar las cifras sobre todo en lo que respecta al
armamento nuclear, "por un problema de seguridad para Estados
Unidos".
¡Tremendas recomendaciones!