ASTRO: ¿En rumbo o a la deriva?

PASTOR BATISTA VALDÉS

LAS TUNAS.— Seamos honestos: aquella "doble oscuridad" (visible e invisible al iris), asientos maltrechos, paredes decoloradas, insuficiente limpieza, emanaciones desde el baño, apenas un televisor en todo el salón, ninguna oferta gastronómica, penurias para hacer una llamada telefónica... todo atentaba contra la comodidad y el buen trato que merece quien se dispone a viajar.

Foto del autorEl interior de la terminal muestra un cambio sustancial.

Y aunque todavía los pasajeros expresan directa o indirectamente preocupaciones, quejas y sugerencias en torno al servicio que ofrece la terminal de ASTRO (Ómnibus Nacionales) en Las Tunas, la situación no es la misma de años atrás.

Así lo reconocieron también representantes del Ministerio de Transporte, tras visitar recientemente la provincia.

En efecto, los más de 500 000 pesos que el país ha invertido aquí a favor del viajero —120 000 de ellos en CUC—, saltan a la vista por la transformación radical del mobiliario, ampliación de taquillas para venta de boletines y lista de espera, reposición de toda la carpintería, impermeabilización de la cubierta, mejoramiento de los baños —incluso con duchas ahora—, pintura, instalación de ventiladores, televisores y teléfonos, apertura de una cafetería, mayor preocupación por la higiene...

"Aun así —afirma Jesús Rodríguez Cruz, director de la empresa ASTRO en la provincia— no estamos conformes ni satisfechos, porque todavía hay problemas o situaciones subjetivas que podemos y debemos mejorar.

"Es cierto que en estos momentos estamos recibiendo menos quejas que un tiempo atrás; tal vez en ello incida la capacitación que logramos darle a todo el personal y algunas medidas disciplinarias que hemos aplicado, pero algunos pasajeros se siguen quejando del trato que reciben en la taquilla, tendencia de algunos choferes a no picar el boletín durante el viaje, lentitud en el área de reservaciones y problemas con la información en general."

Entre quienes así opinan está Daniel Laguna, un tunero que por razones familiares y de trabajo debe acudir frecuentemente a ASTRO.

"Las condiciones dentro de esta terminal —expresa— han registrado un cambio tremendo, y eso hay que reconocerlo, pero el servicio podría ser mejor, más cómodo y agradable si el espacio entre asientos no fuera tan reducido dentro de los ómnibus, o si todos tuvieran funcionando el micrófono para informar al viajero, el televisor que algunos traían o si se mantuvieran limpias las cortinas y fundas donde apoyamos la cabeza, de manera que haya una mayor correspondencia entre esas condiciones y el precio del pasaje."

Lamentablemente, no todos los conductores muestran la misma preocupación y resultados que Salvador Viraña (quien alcanza índices muy positivos en el consumo de combustible y mantiene su carro con todos los accesorios que originalmente trajo), ni tampoco tienen la sensibilidad de Benito Arnedo: uno de los que más dinero recauda para la empresa a bordo.

Algunas inversiones en el taller (comedor obrero, lavandería para los accesorios de tela de los ómnibus, nuevo pañol y ponchera) buscan, a la postre, un alza en la calidad del servicio.

Sobre la base de un mejor comportamiento en los índices de consumo de combustible, según explica Jesús Rodríguez, se pudo abrir un turno más hacia la capital cubana (9:00 p.m.).

Pero por encima de todo lo material y técnico, la última palabra siempre la tendrán los hombres y mujeres que intervienen en la atención directa y en la transportación de miles de personas. Con deseos de hacer bien las cosas, motivación y control sobre los recursos del Estado, ASTRO podrá retomar aquí, y en toda Cuba, el rumbo que torció ayer. Sin lo anterior, correrá el riesgo de flotar a la deriva. Y el llamado de hoy no es precisamente a eso.

 

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