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¿Quién le pone cascabel al Golfo?
ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ
elson.cp@granma.cip.cu
Esta vez no se trata de la
persecución a Al Qaeda. Tampoco de la búsqueda de un Bin Laden
perdido, que —como alumno aventajado de lo que le enseñó la CIA
cuando Washington lo usó contra los soviéticos en Afganistán— sabe
encontrar escondites y lidiar con los que fueron sus profesores.
Ni siquiera se trata ahora de un ajuste de cuenta a supuestos
terroristas acusados por los ataques a las Torres Gemelas.
Por
el Estrecho de Ormuz se trasiega cada día el 40% del suministro de
crudo que se comercializa mundialmente.
Estados Unidos concentra su poder de fuego mediático y de
preparación del escenario para una posible agresión a la República
Islámica de Irán. Y allí, en la zona del Golfo Pérsico, hay el
suficiente combustible para que, de producirse una chispa, se
expanda la llama de la guerra hasta no se sabe dónde.
En esos casos hay que volver, al menos, a la historia belicista
más reciente. Recordemos que en Iraq el invento de Washington fue el
de las armas de exterminio masivo, que no aparecieron porque nunca
existieron en ese territorio. Y no olvidemos que la justificación de
Estados Unidos para invadir y ocupar Afganistán era la "búsqueda y
captura de Bin Laden".
En Iraq, aunque Washington aún mantiene 94 000 soldados, la
guerra está perdida. Y en Afganistán la contienda bélica —ahora con
nuevo aliento y más hombres enviados por el presidente Barack Obama—,
se ha empantanado en un laberinto sin salida donde hasta los propios
aliados de la Casa Blanca empiezan a dudar de la permanencia de sus
uniformados.
SE ALISTA OTRA AVENTURA
Esta vez las condiciones se perfilan para castigar a la República
Islámica de Irán, país que defiende a capa y espada su derecho —como
el de cualquier otra nación— a desarrollar la energía nuclear con
fines pacíficos.
En concreto no se ha podido demostrar que el programa iraní tenga
objetivos militares. Inspecciones, monitoreos a sus instalaciones e
informes elaborados por especialistas de la Agencia Internacional de
Energía Atómica, reconocen que hasta hoy todo lo que se ha hecho y
se hace está dentro de lo que establece la ONU con respecto a que
"todo país puede desarrollar la energía nuclear con fines
pacíficos".
Pero resulta que el autoproclamado árbitro internacional y a la
vez policía mundial —Estados Unidos— ha dicho que hay que
imposibilitar a Irán de ese derecho.
Además del dominio que tiene Washington dentro del Consejo de
Seguridad de la ONU y otras instancias, utiliza despiadadamente el
poder mediático a su servicio, y elabora planes secretos con Israel,
con el objetivo de cercar militarmente a Irán y presionar al
Gobierno de la nación persa.
Y ese cinturón, que se aprieta cada vez más, cuenta con cabezas
nucleares dentro de tres submarinos israelíes y también con misiles
interceptores Patriot, que tienen su asentamiento en cuatro países
del Golfo.
¿Qué falta?, pues que se encienda la chispa para que estalle la
guerra.
EL ENTORNO PÉRSICO
El Golfo Pérsico es una extensión marítima conectada a través del
Estrecho de Ormuz con el golfo de Omán, y baña las costas de Irán,
Iraq, Kuwait, Arabia Saudita, Bahréin, Qatar, Emiratos Árabes y
Omán.
El trasiego de petróleo que cada día circula por el Golfo Pérsico
a través del Estrecho de Ormuz representa el 40% del suministro de
crudo que se comercializa mundialmente.
En el mes de mayo pasado la Agencia Internacional de Energía
estimó que 13,4 millones de barriles por día pasaban por allí en
buques; a la vez que una cifra superior a los dos millones de
productos refinados del petróleo son exportados diariamente por ese
canal.
Una confrontación bélica en el Golfo Pérsico también sería una
amenaza real para los países productores del crudo en esa región,
por cuanto un 90% del que exportan esos estados transita por esa vía
marítima.
Hay muchos otros elementos, económicos, ecológicos, y
relacionados con la subsistencia misma de los seres humanos, que son
riesgos de primer orden que las potencias hegemónicas y su punta de
lanza para el Oriente Medio —Israel— debieran tener presentes.
Aunque sean fuertes y poderosos los intereses imperiales que
quieren hacer de esta región una zona de guerra, pienso que hay que
buscar quien le ponga cascabel al Golfo, para que no sea un nuevo
Iraq destruido y todavía ocupado, o un Afganistán donde ahora,
"casualmente", las fuerzas norteamericanas han descubierto
cuantiosos recursos minerales. |