El
escritor portugués y Premio Nobel José Saramago ha muerto en torno a
la una menos cuarto de la tarde hora canaria a los 87 años, en su
residencia de la localidad de Tías (Lanzarote).
El autor de La balsa de piedra fue poeta antes que novelista de
éxito y antes que poeta, pobre. Unido el periodismo a esos otros
tres factores (pobreza, poesía y novela) se entenderá la fusión
entre preocupación social y exigencia estética que ha marcado la
obra del único Premio Nobel de la lengua portuguesa hasta hoy,
reporta el diario El País.
En 1998, el máximo galardón literario del planeta reconoció a un
hijo de campesinos sin tierra que había nacido en 1922 en Azinhaga,
Ribatejo, a 100 kilómetros de Lisboa. Tenía tres años cuando su
familia emigró a la capital, donde las penurias rurales se tornaron
en penurias de ciudad. Así, el futuro escritor se formó en la
biblioteca pública de su barrio mientras trabajaba en un taller
después de abandonar la escuela para ayudar a mantener una casa.
Las pequeñas memorias (editadas en España por Alfaguara, como el
resto de su obra desde que abandonara Seix Barral) es el título que
Saramago puso al relato de una infancia que siempre tuvo un pie en
la aldea de la que había emigrado.
Su novela Levantado del suelo (1980) cuenta las peripecias de
varias generaciones de campesinos del Alentejo. No fue su primera
novela pero sí la que supuso su primera consagración después de que
Manual de pintura y caligrafía rompiera en 1977 un silencio de casi
30 años.
Eran los que habían pasado desde la aparición de Tierra de
pecado, su verdadero, aunque poco exitoso, estreno como novelista.
Siguió Memorial del convento, en 1982, y dos años más tarde El año
de la muerte de Ricardo Reis. Centrada en la figura del heterónimo
de Fernando Pessoa, el gran poeta del Portugal moderno, la novela es
un intenso retrato de Lisboa de la mano de un poeta imaginario que,
igual que pasó nueve meses en el vientre materno, ha de pasar un
tiempo equivalente desde la muerte del hombre que lo creó antes de
desaparecer definitivamente.
La fama internacional le vino a Saramago precisamente con esta
novela escrita con una rara intensidad poética que había sabido
asimilar todas las lecciones de la narrativa moderna. En una
conferencia pronunciada por esos mismos años 80 solía recordar el
consejo que él mismo solía dar a los lectores que decían no entender
bien sus libros por las mezclas de voces y la ausencia de marcas
convencionales en los diálogos: "Léalos en voz alta". Funcionaba.
En ese tiempo, la actividad de Saramago se vuelve frenética. Una
laboriosidad que le ha acompañado hasta su muerte con la escritura
incansable de novelas, diarios, obras de teatro y hasta un blog.
Tras la fábula iberista La balsa de piedra (1986), en la que España
y Portugal se desgajan literalmente del continente europeo y se
lanzan a flotar sobre el Atlántico, llegaron Historia del cerco de
Lisboa (1989) y El evangelio según Jesucristo (1991).
La publicación en 1995 de Ensayo sobre la ceguera, el relato de
una epidema que convierte en ciegos a los habitantes de una ciudad
-Fernando Meirelles la llevó al cine en 2008 con Julianne Moore como
protagonista- abrió una nueva etapa en la obra de José Saramago.
Novelas como La caverna, El hombre duplicado, Ensayo sobre la
lucidez o Las intermitencias de la muerte llevan al terreno
narrativo reflexiones sobre el consumo, la sociedad de masas, el
sistema democrático o la idea de la muerte.
Muchas de ellas parecen nacidas de una pregunta: "¿qué pasaría
si?" Si la gente votase masivamente en blanco en unas elecciones, si
alguien decidiese vivir al margen de la economía capitalista, si se
encontrasen dos hombres totalmente idénticos. Otra de esas preguntas
era qué pasaría si la gente dejase de morir. José Saramago sabía que
había cosas que sólo suceden en la imaginación crítica de un
escritor de novelas.
http://cuaderno.josesaramago.org/